Chelas

Nos unimos de coña. Le conocí comiendo patatas alioli en un banco de alguna calle de Madrid. Vestía con beisbolera, era un friki reinsertándose en un grupo de guays.

Al otro componente de Chelas le conozco desde el inicio, otro friki con beisbolera, que parece despertar justo ahora, con unos pitillos en su armario.

Ellos primero se amenazaron y luego se hicieron amigos, tras superar varias guerras políticas y batallas cibernéticas, el conflicto de las beisboleras.

Y nos juntamos los 3, al lado de mi garaje, mil tardes desde hace tres años. Ellos dicen que bajan mas que yo y me acusan de empollón por no quedar en víspera de examen, pero no les creáis.
La etimología de nuestro nombre proviene de un día del padre, en el que compramos una torta del casar, souvenirs y nada. Nada compró Marce, impasible, de quien deriva Chelas.

Me aguantan horas de elogios hacia Benzema y filosofía sobre chicas. Yo soporto charlas sobre juegos de ordenador, terroríficas.

Jimeno es el tipo más simpático que conozco. Es tan majo que un día saludó diez veces a su portero, con la misma gran sonrisa, eterna.

Marce y yo vivimos puerta con puerta y hablamos de ventana a ventana. El más fiel y el mas excesivamente sincero.

Chelas es mi barrio.