Alicia Alegre quiere ser tenista profesional. Sus ojos no dudan, y con una mirada ganadora reitera que en su vida no contempla otra alternativa. Recula para decir que también le gustaría vivir como profesora, pero no de pizarra, siempre de raqueta. Acaba de cumplir dieciséis años y nació con este sueño, que persigue con esfuerzo y paciencia. Se despierta temprano y entrena cada mañana en la Federación de Tenis de Madrid, situada en Fuencarral, mientras que por las tardes perfecciona los aspectos físicos y psicológicos de su juego. Todo ello sin olvidar los estudios, que mantiene a distancia. No se decanta por ninguna referencia tenística pero suspira por la derecha del díscolo Nick Kyrgios, del que guarda un bello recuerdo.

¿Cómo empezaste a jugar al tenis?

Desde pequeña, cuando tendría cuatro o cinco años, ya decía que quería ser tenista, no sé realmente por qué. Y a los diez años mis padres me apuntaron un día por semana a la Ciudad de la Raqueta. Sí que es verdad que en casa se veía mucho tenis y a mí me encantaba. Al llevar un año entrenando, mi profesor me comentó que había mejorado un montón y me abrió la idea de entrenar más días por semana. A los dos años, ya jugaba cinco días cada semana.

¿Y cuándo te planteas ser profesional? 

Hace bastante tiempo, pero mucho más desde este año pasado. Jugué varios torneos importantes y aumenté mis horas de entreno, cada vez quería más. Sé que es muy duro y complicado, pero lo tengo claro. Estoy feliz de entregar todas mis horas de esfuerzo a intentar cumplir mi sueño. Es un deporte de mucha presión, pero mi familia me apoya. Tengo muchas ganas y esperanzas de hacerlo bien en 2017, mi intención es jugar todos los torneos ITF posibles.

Al entrenar tantas horas, ¿qué te decían tus amigas del colegio?

Mis amigas del colegio no sabían ni quién es Federer… Creo que no lo entendían mucho y yo tampoco hablaba mucho de ello. Entre las chicas no se habla casi de tenis, se conoce a Nadal pero poco más.

Hablando de Nadal y Federer, ¿quiénes son tus referentes?

Con esto soy un poco especial. No tengo referentes marcados y los voy variando por épocas. Sobre todo sigo el cuadro masculino, me fijo menos en las chicas. Ahora me encantan Zverev, por su calma y valentía en los puntos decisivos, y Nadal, por la emoción que transmite. También tengo debilidad por Federer y Kyrgios.

¡Pero Kyrgios está loco!

(Entre risas) Pero tiene un talento inmenso. Además me pasó una cosa increíble con él. En el Madrid Open de 2015 jugaba en primera ronda contra Federer y yo estaba por la pista. Le tuve cerca en un momento, tuve la corazonada y le dije que iba a ganar, él me respondió que si estaba loca, jugaba contra Federer. Y Kyrgios ganó, y nada más terminar el partido me buscó por la pista y fue a darme un abrazo, me regaló su camiseta y me la firmó. Fue increíble.

¿Qué torneo te haría más ilusión ganar?

Esto lo tengo claro. De Grand Slam, Australia. Y de Master 1000, Madrid.

¿Cuál ha sido tu momento más feliz jugando al tenis?

El año pasado, cuando me dieron una will card para jugar el ITF Women World Winner de Barcelona, que se jugaba en el club de tenis Hispano Francés, era un 25.000 $. La organización y el trato a todas las jugadoras era increíble. Perdí contra una chica de Estados Unidos, pero fue una pasada.

¡Allí te sentirías profesional!

Sí, la verdad. Estaba muy nerviosa, con el brazo agarrotado, pero fue una gran experiencia. Mi objetivo y mi ilusión para este año es jugar muchos más ITF profesionales y seguir creciendo. Mis padres y mi equipo técnico me dicen que tenga paciencia, que lo importante es entrenar bien y mejorar, no acortar los tiempos para llegar.

En el tenis actual se está llegando a la élite más tarde. El caso de Bautista es un ejemplo de ello, que contrasta con los tiempos de Nadal y Djokovic.

Mi padre me dice justo lo mismo, pero también hay muchas ganas por ver tus sueños cumplidos a corto plazo (se ríe). Me encantaría jugar ya torneos a nivel internacional. Ir a jugar un ITF por todo el mundo con amigas… Aunque eso es muy costoso, tanto económicamente como a nivel de tenis. Tengo claro que lo primordial es continuar con mi progresión, que es distinta en cada tenista, y cada uno sigue sus propios tiempos. Solo tengo dieciséis años y me queda mucho camino por recorrer.

¿Qué tipo de jugadora eres, la que siempre piensa en tenis o la que necesita mucho tiempo para desconectar?

Con el tenis disfruto al máximo en mi vida, siempre me apetece jugar, entrenar y aprender. En casa me gusta ver partidos de los grandes tenistas para coger detalles con los que seguir mejorando. Y desconecto con la música, escucho desde Justin Bieber con mi hermana, música tecno, moderna y hasta música clásica con mi abuelo. Me encantan todos los tipos de música. Cada una tiene su momento.

La fortaleza mental y la potencia física parecen ganarle terreno a la técnica en el tenis moderno. ¿Qué opinas?

No estoy de acuerdo. Ahora todo el mundo dice que la mente es lo más importante, pero sin técnica no eres nadie. Sigo pensando que primero va la técnica, después el físico y luego la mente. Aunque es verdad que a niveles más altos la mente aumenta su importancia.

A diferencia de otros deportes, los tenistas convivís profundamente con el error. En su mejor partido del año, un tenista quizás cometa más de treinta errores no forzados. ¿Cómo se trabaja este aspecto en la mente?

El tenis se basa en la concentración, creo que esa es la clave. Cuando te despistas un segundo ya fallas el golpe. Mi juego es muy agresivo y para trabajar este aspecto de la mente me plantean situaciones como: para ganar el punto tienes que pasar un mínimo de quince bolas. Así trabajas la mente casi sin darte cuenta. Yo particularmente necesito muchísima confianza para no caer en el error, si dudo o no me veo convencida, fallo siempre. Por eso a veces me cuesta entrar en los partidos.

¿Cuál es tu golpe favorito y cuál tu menos preferido?

La derecha mi preferido y el saque el que menos me gusta.

Una pega que le pondrías al tenis…

Los “pasabolas”, los que nunca arriesgan, solo se limitan a pasar bolas y esperar el fallo del rival. Lo odio (se ríe).

¿Te gustaría ser famosa?

Sinceramente, sí, me encantaría todo de ser famosa (se ríe aún más). Sería muy feliz con la idea de acercarme al público, hablar con la gente por la calle, participar en eventos con niños pequeños… Me encantaría ser cercana y transmitir mi pasión por el tenis.

¿Qué piensa tu entorno sobre tu firme decisión de ser tenista?

Mi familia me apoya muchísimo. Mis padres los que más, saben que es mi sueño y me ayudan a intentar cumplirlo. Mis abuelos también me apoyan un montón. Algunos me dicen que es una locura, que es imposible llegar a ser profesional y una tontería dedicar tanto dinero y horas. La gente que no ha llegado a nada siempre te va a decir que no llegarás a nada.

Javier Martínez, uno de tus entrenadores y gran apoyo en tu carrera, cuenta que cuando te conoció le impresionó la tremenda ilusión con la que juegas y entrenas. Y destaca la naturalidad con la que aceleras en los golpeos.

(Se sonroja) Estoy pensando todo el día en jugar al tenis, es lo que me apasiona. Y soy una jugadora muy agresiva, por lo que quiero acelerar todo el rato para ganar rápido el punto. Aunque eso muchas veces me penaliza.

Para terminar Alicia, ¿dónde celebrarías una gran victoria?

En casa con mi familia y con todo el equipo técnico, con las pesonas que siempre han estado ahí y me han apoyado y creído en mí. ¡Y contigo!

Tras terminar su merienda, Alicia vuelve a casa después de responder todas las cuestiones con una seguridad inquebrantable, encantadora y atenta. Feliz, por mantener vivo su mayor deseo. La niña que soñaba tenis trabaja para ser una futura realidad. Venciendo sin respiro en Madrid y dominando en la pista central de un Grand Slam.