Los regresos

Tras acostumbrarse al glamour de la Champions y brillar en los partidos grandes, la Liga ya no le parece sexy al Madrid. Además, la ganaron el año pasado y en este han sido tan favoritos que por poco la tiran en el mes de octubre. Pero en la remontada y en los minutos finales siempre hay reto, incluso para la personalidad más caprichosa, el Real Madrid.

En Getafe se vivió eso y se sintieron dos regresos: el de Karim Benzema y el del gol liguero de Cristiano Ronaldo. El francés, como en cada una de sus vueltas, tras lesión, desconexión o letargo, facilitó el concurso de sus compañeros y alegró la sobremesa del espectador. Ofreció un recital de controles y abrazos a la pelota, entregas a Cristiano y firmó un gol maravilloso. Robó, se aprovechó de un error de la zaga rival, interpretó, regateó y puso el balón donde quiso.

Todo eso en la primera parte, dedicada al brillo del galo. En la segunda nos aburrimos más, pero pasaron más cosas. El Madrid, que solo sabe sentenciar a base de goleadas, aún no cuenta con tal suerte este año, por lo que con cada ventaja solo le queda sufrir. Y con un gol de llanto, por feo, le empataron el partido. Sin un juego trepidante y con un Cristiano negado, los de Zidane se entregaron a Isco, que salió al partido con legañas. Pero cuanto más perezoso parece el malagueño, mejor es su solución. Superando el minuto 83 de choque envió un balón entre líneas, que cuando le llega a Ronaldo, solo puede acabar en gol. Y así fue. El portugués inauguró su casillero en Liga y se desquitó de los errores con un par de chillidos, como debe ser.

De esta manera el Madrid resolvió su tarde de regresos, en la que algo fue incontestable: ahora mismo es Isco el único que no se puede ir.

 

Fuente Imagen: Denis Doyle, Getty Images