Loquesí y loquenó #13

Lo que me hizo feliz y lo que no de la semana pasada.

Lo que sí

Los paseos por Benicassim. De Benicassim me puso muy feliz pasear con mis padres. Una dedicación de anciano que se puede reinterpretar. Después de la fideuá del Terras Milles, me guardé de recuerdo la vuelta que dimos desde casa hasta que nos cansamos. Mi madre dijo que fueron 25 minutos de ida, y en la mayoría nos estuvimos riendo. Justo ese día una chica me preguntó que para mí qué era la felicidad. 

El fútbol de junio. Desde la final del pasado Mundial el fútbol me gustó menos. No por nada, solo fue que el Adarve bajó, el Rayo bajó y el Madrid no ganó nada. Llegué a este junio sin esperanza, y como el junio pasado, me eligió América. Ver jugar a la gente de madrugada es una inspiración. Para verlo solo y con los comentarios de Picón. 

Una charla. Las cosas que duran mucho me dan miedo. Sobre todo la jornada laboral de 8 horas; mi sueño es no casarme con ella. Y esta semana escuché una charla de Jabois y Javier Aznar de dos horas, sin pasar ni un segundo de intimidación. Con lo que sí me casaría es con las palabras de Jabois. Yo también elegiría pasar cinco minutos en la Luna antes que un año viajando por Europa.

El cumple de Raúl. En el cole nunca pensé que Raúl sería mi amigo, aunque me llamaba la atención su forma de volver a casa: saltando de coche en coche. De mayores ya somos amigos y me gusta el empeño que pone en cada cumpleaños, como si celebrar el paso del tiempo fuese motivo de regalo. En esta semana fue su cumple, y como lo merecía, todo salió genial. 

Escribir. Casi nada me gusta mucho tiempo. Salvo mis padres, Benzema y alguna chica. Pero este año he descubierto que también me gusta escribir, todo el rato. Y es un peligro, porque ya pienso que solo hago las cosas para poder escribirlas. 

El periódico y Cortegana. El martes volví al periódico con nuevas funciones. Y sobre todo con nuevas ideas. Fueron por culpa de Cortegana, que me inspiró en la comida y con sus mensajes de después. Lo más feliz de una vida es el valor de la gente de la que te rodeas. Y por eso me pone contento que Cortegana quiera comer conmigo. 

Lo que no

Los trabajos de mis amigos. En este verano algunos de mis amigos han empezado a trabajar. Sobre todo Marcelo, que ya no puede bajar todas las noches de verano a dar vueltas por el barrio o coger la bici por el centro. Sin nuestros paseos mi vida está un poco más desordenada, y Madrid ya no mola tanto. Como es ingeniero y siempre tendrá trabajo, yo le digo que fuerce su despido para todos los veranos.  

El sol en mis partidos. El martes también jugué al fútbol con el periódico. Matilla se trajo a Filippo Ricci y su equipo era mejor, pero les ganamos con un Jonás que recordó a Van Nistelrooy. Los primeros veinte minutos fueron geniales, aunque serían mis últimos. Después solo hubo sol. Y las bailarinas no se mueven con ese calor. El que sí lo hizo fue Matilla, que justo al terminar el partido se puso a correr. Hay veces que cambias la envidia por la admiración.