No nos gustan las expectativas ni las grandes pretensiones. Presentar cualquier proyecto con estos dos condicionantes resulta un tanto difícil.
Digamos entonces que pasábamos por aquí y nos hemos puesto a charlar con los amigos. Con café, vino o copa. Eso ya lo deciden ustedes. El café aquí siempre con crema, eso sí.
Nos pusimos a hablar de lo de siempre porque en el fondo con los amigos se habla siempre de las mismas dos o tres obsesiones. Hablamos de libros como quien habla de cualquier cosa sin la más mínima pretensión, que es como se habla con los buenos amigos.
¿Los libros se conversan? Eso nos gusta pensar.
Conversar sobre libros nos ha descubierto algunos a los que nunca habríamos llegado de otra forma. Otros que nos aconsejaron evitar. Algunos que nos recomendaron y deberíamos haber evitado.
En el fondo, aunque venimos hablando nos gustaría terminar escuchando. “Si os ha gustado este es porque todavía no habéis leído este otro”, querríamos oír. Y que tuviesen ustedes razón.
En Prólogos escucharan un diálogo, pero nosotros estamos esperando otro: el suyo.
Pónganse cómodos y cojan su micro. Les estábamos esperando.