Loquesí y loquenó #6

Lo que me ha hecho feliz y lo que no de esta semana

Lo que sí

Jugar contra Trashorras. Róber fue de mis futbolistas favoritos. Puede que la mitad de mi amor por el Rayo sea por él. Me flipaba pensar que también triunfaban los hombres lentos. Hasta el lunes pasado, cuando Trashorras levitaba como una espiga, veloz, ágil, y certero. Yo marqué dos goles, pero Róber nos hizo cinco.

Una reconciliación. El lunes me reconcilié con Jimeno. Una vez más. Porque con Jimeno he tenido más reconciliaciones que con mis novias. Y cada una es más feliz que la anterior. Así que Jimeno, nos volveremos a enfadar. Será por nuestro bien.

Un entreno del Adarve. Lo mejor de un equipo de fútbol es la gente. Y una de las mejores personas del Adarve es De las Heras. Aunque abuse de sus brazos de portero para levantarme y ponerme boca abajo, para llevarme más rápido al coche de Lluch. Pero lo compensa. En las vueltas a casa con los futbolistas se aprende mucho más que en el propio campo.

El tiempo. Ya no hace frío, ya sé que es un tiempo irresponsable. Pero si el cambio climático consiste en que todos los días sean primavera, a mí no me importa que nos penalicen con vivir la mitad. Porque con este tiempo los días son el doble.

El libro de Cortegana. Escribo todos los días pero no me apetece leer casi nunca. Para decepción de mis propósitos y la gloria yoísta de mi narrativa. Sin embargo, hay un libro que ha cambiado mi apetito. Cuatro amigos, de David Trueba. Me gusta tanto como los postres y no lo termino porque es que no quiero acabarlo.

Una cena. Este domingo cené con mis padres en un restaurante. Y nuestras salidas gastronómicas se resumen con dos historias: o nos gusta tanto la comida que no paramos de hablar de ella, o nos gusta tan poco que nos reímos. Esta vez mi madre le tiró una copa de vino a mi padre. Y mi padre, intuyo que por venganza, pidió una pizza de puerros. Ya le he dicho que tras ello me sería muy difícil cumplir mis compromisos domésticos esta semana.

Lo que no

Las remontadas. Yo siempre había pensado que las remontadas eran para mí. Siendo del Madrid y del Adarve estaba tranquilo. Hasta que llegó esta semana. Que te remonten es peor que perder. Pero detrás de una remontada hay otra remontada. El fútbol es así.

Un refrán. Quien mucho abarca poco aprieta. Me molesta, porque es verdad. Aunque no hay vida más apretada que la del que hace de todo. Y todo sale más feliz cuando está más junto. Algunos eligen a Da Vinci y otros a un funcionario.

 

Fuente Imagen: Una chica rubia