Loquesí y loquenó #23

Lo que me ha hecho feliz y lo que no de viajar con las Súpernenas.

Lo que sí

Un reencuentro. Viajar a la Costa Brava fue bonito porque pareció volver a Odalys. Aunque esta vez no nos hizo falta cenar en el pasillo y solo llovió un día. Recordé que las chicas mandan: la dictadura de las Súpernenas. Además ellas son espabiladas y también muy guapas, y eso es como pasar por la vida en modo fácil. Cuando las veo muchas veces pienso en lo pardillos que somos los chicos. Aunque Jorge, Borja y David molan. En las charlas con Yoryi lo ponemos todo en su sitio, Borja siempre fue mi mayor aliado y David es auténtico: cada día le tengo más cariño.

Una mascarilla. A Alba, que lo hace todo bien, también le dio por las mascarillas. Y yo le pedí una. En Barcelona me la probé por primera vez y todo lo demás fue mazo gracioso. La mascarilla parecía todas las cosas que te pudieras imaginar: un pico, una riñonera o un parapente. Un parapente nos hubiera venido top para mirar desde más arriba las vistas de la Plaza España o bajar del MNAC. A la mascarilla le guardaré un lugar especial: nunca sabes para qué la podrás utilizar.

Muchas canciones. Lo mejor de viajar en coche es todo lo que pasa ahí dentro. El coche se convirtió en una segunda casa musical, en la que solo hicimos una cosa: cantar. Para mí muchas veces es un problema, porque no me sé la letra de ninguna canción. Pero siempre me tomo las cosas según me conviene, así que me las inventé. En inglés.

Pensar en Cadaqués. María nos abrió su casa de L’Escala y resultó ser como ella. Coqueta, sencilla, acogedora y luminosa. Luego nos preparó una ruta acertadísima; hasta un mal turista como yo la disfrutó. Pals me encantó y Cadaqués me volvió a parecer una virguería. La primera vez que estuve se me olvidó pensar y ahora lo hice. Pensar en Cadaqués tiene un glamour superior.

Los juegos. Sin discotecas solo puedes estar de cháchara por casa. Pero en este grupo siempre nos apañamos bien. El lunes por la noche descubrí de espaldas el mejor juego del mundo, hasta que llegó el jueves. Me hubiera atrevido a hacer dos cosas más en el del uno al qué.

Lo que no

Las fotos. El único momento en el que me aburrí de todo el viaje fue el jueves cuando todas se pusieron a hacerse fotos. Lo estuve pensando y ser tan guapo tiene que ser una pereza increíble: todo el día haciéndose fotos. Además las fotos son un engaño que ahora añade mucho peligro; al engaño le pusieron un hogar en Instagram.