La fábrica de CLESA se destinará a innovación científica y no será el ‘Matadero’ del norte

El estudio Rubio Arquitectura se ha proclamado ganador del concurso de ideas Reinventing Cities C40, que devolverá la vida a la fábrica de CLESA y su entorno para convertirlo en un polo cultural. 

De nave industrial abandonada a una nueva vida para el barrio de Fuencarral. La transformación de la antigua fábrica de CLESA, impulsada por Metrovacesa, ha dado hoy su primer gran paso. Mientras que la nave industrial será conservada y cedida al Ayuntamiento de Madrid para que la gestione como un espacio científico, el resto de la parcela acogerá oficinas, un hotel, usos comerciales, zonas verdes y implicará la renovación del apeadero de Ramón y Cajal.

El proyecto «Val Verde» se ha erigido ganador del lote del concurso Reinventing Cities C40 correspondiente a la fábrica de CLESA. Pretende convertir la fábrica en un espacio científico y cultural, apostando por la creación de un ecosistema del conocimiento dentro del campo de las ciencias de la vida dada su cercanía con los hospitales de La Paz y Ramón y Cajal, y el campus de la Universidad Autónoma de Madrid.

El futuro edificio de la CLESA se destinará a la innovación y la investigación, al mismo tiempo que se convierte en un nodo dedicado a la cultura científica y que permitirá acoger eventos o talleres. Para ello, se dividirá el inmueble en tres grandes espacios: grandes vestíbulos polivalentes, un auditorio para acoger congresos, y una zona de coworking que incluirá un vivero de empresas donde puedan instalarse instituciones públicas, empresas privadas, investigadores o emprendedores para trabajar de manera conjunta.

La intervención en el edificio, según apunta el Ayuntamiento, se centrará en la creación de espacios diáfanos de distintas alturas, combinados con otros cerrados para laboratorios y oficinas, como en la fábrica original. Se respetarán todas las fachadas, huecos y carpinterías del proyecto original.

En el proyecto elegido participa Metrovacesa, propietaria del terreno, junto a estudios de arquitectura y empresas consultoras y asesoras medioambientales: Kadans Science Partner, Carlos Rubio Arquitectura SLP, ERM Iberia SAU, Aecom Inocsa SLU, Gleeds Iberica S.A.U., La Fábrica, Ale-Estudio y Garrigues.

Los otros tres proyectos finalistas fueron «Clesa+«, del estudio de Norman Foster, Ambitare Architectural Strategies y Alejandro Baladrón; «Fábrica Circular», de Lucía Bentúe, Elisa Pozo y Francisco Gómez; y «GdlF-RT-IEI», de Gutiérrez de la Fuente Arquitectos.

Así será el futuro entorno de la fábrica de CLESA

El edificio principal de la fábrica, diseñado en 1961 por Alejandro de la Sota y que cuenta con 7.000 m2, fue cedido al Ayuntamiento de Madrid como parte del acuerdo para destinarla a un uso dotacional público, y posteriormente se incluyó en el Catálogo de Edificios Protegidos. Al mismo tiempo, una parcela de 10.379 m2 situada alrededor de la fábrica pasará a ser una zona verde. El espacio lleva abandonado desde el año 2011.

El verdadero valor económico del proyecto impulsado por Metrovacesa reside en la explotación de los casi 20.000 m2 de suelo de otra parcela que actualmente acoge usos industriales. Tras aprobarse el cambio de uso, se destinará a la construcción de dos torres de 25 y 20 plantas que acogerán una residencia de estudiantes, oficinas y un hotel, así como otros edificios de cinco plantas en el entorno de la fábrica. Inicialmente iban a tener 32 plantas, pero la fase de alegaciones consiguió descender ese número al no poder destinarse más del 50% de la edificabilidad a hospedaje. En total, se edificarán 88.702 m2 de servicios terciarios.

El espacio restante se destinará a la creación de viales (360 m2) y al traslado de una parcela destinada a usos ferroviarios para mejorar la conectividad al final de la calle Estrada. De manera paralela, se construirá una pasarela peatonal sobre las vías para conectar el Hospital Ramón y Cajal con el nuevo entorno.

Un concurso que eclipsa a otro

La aprobación de este proyecto supone guardar en un cajón el proyecto ganador del anterior concurso de ideas para este espacio, puesto en marcha en la anterior legislatura por el consistorio gobernado por Ahora Madrid junto al Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM) junto a la promotora del proyecto, Metrovacesa, y las fundaciones Alejandro de la Sota y DOCOMOMO.

En ese concurso de ideas participaron más de 200 profesionales y estudios de arquitectura para convertir la antigua fábrica en un espacio cultural que se convertiría en el «Matadero del Norte». El proyecto ganador, «La fábrica cultural«, pretendía convertir la CLESA en un espacio multidisciplinar con variados usos: locales de ensayo, tiendas efímeras, talleres, platós de cine o un coworking eran algunas de las ideas.

Sin embargo, la decisión del actual gobierno de PP y Cs de incluir la reforma de la fábrica de CLESA en el proyecto Reinventing Cities, ha acabado con cualquier intención de convertir este espacio en un polo cultural. Este concurso mundial, en el que participan diez ciudades, trata de facilitar la conexión entre promotores y estudios de arquitectura para rehabilitar espacios abandonados en ciudades, con una acción institucional dedicada facilitar el proceso.