Ayer, Matilde Fernández, compartió con la Agrupación de Fuencarral-El Pardo un excelente y sesudo análisis político.
Ex Ministra en el Gobierno de Felipe González y actual Portavoz Socialista de Asuntos Sociales en la Asamblea de Madrid, Matilde Fernández, desgranó ayer su visión sobre el actual panorama político, económico y social.
Haciendo un didáctico repaso por la historia de la democracia española desde la Transición, remarcó que tanto en los primeros pasos de la democracia como en los gobiernos de Felipe González y Zapatero se logró que el rumbo del Estado no lo marcara sólo la discrecionalidad decisoria del Gobierno sino el dialogo con otros grupos políticos y agentes sociales.
En su argumentación valoró la eficiencia de la descentralización de competencias en contraposición con la postura del Gobierno de la Comunidad Autónoma y del Ayuntamiento de Madrid que, a su juicio, socava toda institución y, con ello, toda oportunidad ciudadana de participar de las decisiones políticas. Matilde apostó por adoptar una actitud abierta con los cambios manteniendo siempre el Estado de Bienestar y escuchando las nuevas reclamaciones de la sociedad. Para ello, es necesario fortalecer una política progresiva impositiva, redistribuir los recursos y fortalecer las instituciones y las organizaciones sociales ya que “los pactos y consensos serán frágiles si nuestras instituciones son frágiles”.
“En los años que hemos gobernado pusimos en marcha una verdadera Seguridad Social, un sistema fiscal progresivo, universalizamos los servicios básicos como la sanidad y la educación, en treinta años conseguimos mejorar los derechos colectivos así como los de las minorías por políticas sectoriales fundadas en la igualdad, garantizamos las pensiones e impulsamos, reconvertimos y cambiamos a la industria en un sector sostenible bajo los principios de i+d+I, en definitiva debemos estar orgullosos de haber llegado a construir un Estado de Bienestar sólido y aupado por el diálogo”. Afirmó preocupada que, sin embargo, ahora se ha abierto una etapa oscura en la que existe gran deficiencia o incluso ausencia de diálogo, pues éste no se da entre las administraciones, entre los agentes sociales y hay invisibilidad de un gran número de actores. Matilde se refería así a que en España, al igual que en Europa no sólo debe haber sindicatos y organizaciones empresariales sino que debe darse espacio al tercer sector para que tome palabra y sea protagonista en las decisiones y en los pactos.
La diputada denunció que en España el gasto social con respecto al PIB es uno de los más bajos de Europa, alcanzando sólo el 20,9% frente al 26 % de la Europa de los 15. Para acabar con eso, Matilde apuesta por converger con Europa en el gasto social y para ello calificó de imprescindible no dejar en el cajón el programa 20/20 que exigía de cada Estado que: redujese su cuota de abandono escolar un 10%, su nivel de pobreza o exclusión social un 25%, impulsase los estudios superiores y de formación profesional y se destinaran tres puntos del PIB a i+d+I.
Por otra parte, Matilde advirtió de la peligrosidad del aumento de redes paralelas (servicios que son prestados tanto por la Administración pública como por el sector privado) se posicionó a favor de permitir al mercado participar de esa oferta pero siempre como complemento y nunca como sustituto pues ello al final genera un deterioro de los servicios y margina a aquella población que no pueda acceder a ellos “no vale recortar lo público y favorecer la oferta privada”. Aseguró que los recortes obligan a la gente a recurrir a lo privado y eso “no da igual” porque en toda empresa la máxima es reducir costes y aumentar beneficios lo cual no puede permitirse en los servicios básicos pues contarían con una calidad paupérrima y un coste para el ciudadano desorbitado.
Asimismo, se postuló a favor de cultivar una conciencia general de que la educación no debe ser sólo una etapa transitoria de la vida del ciudadano sino que ha de acompañarle siempre para, así, adaptarse a los cambios y no verse excluido del mercado laboral en la edad adulta. Matilde, ensalzó la conciliación laboral y familiar de los países nórdicos a los que puso como ejemplo de modelo a imitar y al mismo tiempo advirtió de que socavar la ley de dependencia es derribar la construcción de un modelo de sociedad en igualdad pues, hasta ahora, ha logrado reducir el número de mujeres que se ven obligadas a dejar su trabajo para cuidar de un familiar. La ley de dependencia, afirmó, está en el punto de mira del PP porque “constituye una micro política que dibuja el modelo keynesiano socialdemócrata: reparte recursos y crea empleo”.
La diputada criticó la poca transparencia del Gobierno de la Comunidad y el deterioro de las instituciones por la normalización de la ocultación de información como algo intrínseco a la política, “hay falta de lealtad y exceso de obstáculos para conseguir documentación” .
Por último dibujó los retos para el futuro próximo: revisar y actualizar el modelo de Bienestar, trazar un nuevo reparto competencial sin tirar por la borda grandes logros como la Ley de Bases, introducir protagonistas nuevos en la política, fomentar el tejido social asociativo y el cooperativismo, reforzar la democracia participativa real frente al hasta ahora modelo reducido a consultas y converger con Europa en política fiscal y gasto social.