Por primera vez en muchos años, la Cabalgata de los Reyes Magos que se celebrará el día 4 de enero en nuestro distrito debido a falta de efectivos de Policía Municipal el día siguiente, saldrá de Fuencarral, lugar donde ha permanecido durante muchos años, para llegar hasta el Barrio del Pilar, donde la esperarán cientos de niños con sus padres en una gran fiesta de Reyes.
Actualizado 18/12/12 a las 15.37h
Comenzará a las 17h desde la calle Afueras a Valverde, al lado del Metro de Tres Olivos, y pasando por el centro histórico de Fuencarral, por la calle Nuestra Señora de Valverde, seguirá hacia la avenida del Llano Castellano. Una vez ahí, girará y entrará dentro de la Colonia Virgen de Begoña por la calle San Modesto. Cruzará la M607 y pasará enfrente del hospital de La Paz por la calle Pedro Rico. Frente a las Cuatro Torres girará y tomará la Avenida Monforte de Lemos hasta llegar al Parque de la Vaguada donde finalizará y los Reyes Magos podrán disfrutar de un gran recibimiento por parte de todo el público.
Ésta actividad, enmarcada dentro del Área de las Artes del Ayuntamiento de Madrid, es fruto del impulso de la Junta Municipal para “crear concepto de barrio” y hacer que la gran parte de los vecinos del distrito puedan disfrutar de su cabalgata de Reyes sin tener la necesidad de desplazarse al centro de la ciudad.
Desgraciadamente, el Ayuntamiento decidió adelantar la cabalgata de Fuencarral-El Pardo un día, pasando a celebrarse un día antes de su día natural, el 5 de enero. El Ayuntamiento lo justifica “por no tener agentes suficientes”, además de que no coincida con el desfile del centro.
¿Qué sentido tiene hacer una cabalgata un día antes de la noche de Reyes? Ninguno. Las cabalgatas se hacen para el disfrute de los más pequeños y los mayores. Además, el acercarse al centro de la capital puede suponer todo un suplicio: Metros inundados de gente, calles llenísimas, nula visibilidad para los más pequeños…
Los vecinos, los niños pequeños y la gente común de los barrios es la perjudicada, pues cambia todo el hábito y le dota de un sinsentido a una festividad que no debe de celebrarse un día antes, en todo caso, un día después, despidiendo a los Reyes hasta el año que viene.