La gran diversidad de barrios y gentes del distrito de Fuencarral-El Pardo provoca que el mismo trato a todos sea imposible. Sin embargo, en los últimos años hay un barrio que se ha quedado congelado y apenas ha evolucionado, al contrario que el resto del distrito. Su nombre es Peñagrande y pide a gritos una resurrección. Hoy contaremos su historia y su situación actual.
Nota del autor (08/04/2020): Siete años han pasado desde que este artículo fue escrito, y aunque pocas cosas han cambiado en el barrio, este tiempo me ha servido para estudiar y conocer mejor la historia de Peñagrande. El artículo cuenta con múltiples imprecisiones, escritas por aquel entonces, fruto del desconocimiento o de los saberes populares más que de los datos concretos del barrio. Próximamente será actualizado en colaboración con la Asociación Vecinal Islas de Peñagrande.
La colonia de Peñagrande, situada entre el lujo de Fuentelarreina y Puerta de Hierro, la M30, la avenida Cardenal Herrera Oria (llamada por aquel entonces «Carretera de la Playa» o «Camino de la cruz del cura») y el barrio del Pilar, empezó a ser construida en 1914 con el nombre de «Colonia El Porvenir-Fuente la Mina», y desarrollándose completamente en los años 50 debido a la expansión de la ciudad.
A la izquierda, la Antigua Escuela Capilla de Peñagrande, posteriormente Parroquia de San Rafael Arcangel, imagen de la derecha.
Surgió como un suburbio de Madrid en busca de la tranquilidad que ofrecía la sierra madrileña y se destacaba el dato de la higiene y salubridad que ofrecía la zona. La colonia era una zona donde se trabajaba de los cereales y el trigo que por entonces se cultivaba entre la Dehesa de la Villa y la tapia de El Pardo.
A lo lejos se divisaban las primeras construcciones del barrio del Pilar, el Paseo de la Dirección y Tetuán, y las pequeñas casas típicas de pueblo eran las únicas construcciones de ésta nueva colonia que se fue expandiendo debido al boom de la construcción de los 60. Por aquel entonces, los vecinos acudían a menudo al antiguo Arroyo del Fresno a bañarse, en la zona de Pitis, donde había una densa arboleda.
En 1924 se construyó el primer edificio oficial: la parroquia San Rafael Arcángel, que hoy en día sigue en pie en un estado de decadencia importante.
En 1928 se firmó el acuerdo con la Compañía Madrileña de Urbanización, propietaria del tranvía Cuatro Caminos-Dehesa de la Villa, para empezar las obras de la prolongación de la línea hasta Peñagrande. Los vecinos contribuyeron a su construcción aportando 200.000 pesetas y dos parcelas en Monte Carmelo y el propio barrio de Peñagrande.
Después de la Guerra Civil se instalaron importantes centros cívicos estatales, como la vieja maternidad de Peñagrande, llamada Nuestra Señora de la Almudena, y que es el actual instituto de educación secundaria Isaac Newton.
Las primeras imágenes aéreas del pequeño poblado nos llevan a 1946, época en la que ya se divisaba el Camino de la Cruz del Cura, más tarde llamada Carretera de la Playa, y a partir de 1975, Avenida del Cardenal Herrera Oria. En la imagen podemos observar como estaban ya creadas las primeras calles aprovechando los caminos, y como llegaban las conexiones hasta el Paseo de la Dirección y la Huerta del Obispo. Podemos observar las primeras casas en torno a la actual calle Joaquín Lorenzo y cómo los vecinos salvaron el desnivel de los más de 55 metros que había entre la carretera de la playa y el arroyo (actual M30).
La siguiente imagen aérea nos lleva a 1956, con un barrio ya consolidado en el tiempo y en el que se divisan construcciones que a día de hoy, aún permanecen ahí, como las Escuelas Profesionales Sagrado Corazón de Jesús, actual Colegio LaSalle o el actual instituto de estudios fiscales de Arroyofresno.
Llegaron los años 60 y con ellos el boom demográfico e inmobiliario. Peñagrande pasaría de tener 3000 habitantes a expandirse con más de 15.000 debido a las inmobiliarias que absorbían todos los terrenos posibles. Así fue como se creó el Barrio del Pilar, y Peñagrande aprovechó el tirón para expandirse, destacando las empresas Marcudos SL, Cudosmar, S.A, que crearía la colonia El Pino (Actual colonia «Telefónica» en Ramón Gómez de la Serna).
A partir de ahí, y de la instauración de la democracia, se asfaltarían las calles y se crearían nuevas instituciones públicas, como institutos o colegios. La llegada de nueva población al Barrio del Pilar también supuso un aumento de la población de Peñagrande, quien se vió influenciada y se produjeron las primeras torres de 10 pisos en la zona actual de la Avenida de la Ilustración a partir de 1975. Se ampliaron y crearon nuevas líneas de autobús (42, 64, 67, 137…).
La llegada de La Vaguada revolucionó el barrio, y ya en 1999 llegaría el Metro hasta la calle de las Islas Cíes (Avenida de la Ilustración) y a la Vereda de Ganapanes (Peñagrande).
Sin embargo, Peñagrande se quedó, desde ahí, aislada en el tiempo. El Ayuntamiento de Madrid pasó a dar preferencia a los nuevos desarrollos urbanísticos de los PAUs, en nuestro caso, en Arroyofresno, Las Tablas y Montecarmelo, y se olvidó de los barrios que surgieron anteriormente.
Tanto es así, que actualmente nos encontramos con un barrio separado en dos por la calle Isla de Tabarca, casi volviendo a los nombres antiguos de «Peñagrande», la zona actual limitando con el Barrio del Pilar, y «Peñachica», la zona antigua de la calle Joaquín Lorenzo. En el caso del primer barrio, la llegada del Metro permitió una revalorización de las viviendas y del espacio, siendo un barrio bastante bien conservado y asentado, y con una notable variedad de comercios y con una calidad de vida bastante buena.
Por el otro lado, «Peñachica» se ha convertido en un barrio sin vida, sin apenas comercios, puramente residencial y abandonado a su suerte. Como se puede ver en las imágenes anteriores, la iglesia del barrio está en mal estado de conservación. También nos encontramos con calles a las que le hace falta un asfaltado urgente, aceras estrechas, una estética muy mal conservada en la mayoría de los bajos de las viviendas, y un centro de salud, como es el de Especialidades de Peñagrande, que necesita una renovación para no parecer que se quedó en los 80.
Y aunque sí se consiguió en los años 90 el centro cultural Rafael de León que favorece un escenario alternativo con cultura y ocio, y el centro de mayores de Peñagrande, que el barrio de Peñagrande sea uno de los más densamente poblados de Europa no es uno de los mejor tratados por la administración pública. No hay apenas inversión en actividades de desarrollo, ni planes de barrio, ni espacios para los jóvenes.
Está claro que Peñagrande necesita una renovación en todas sus facetas, bien sea a nivel social o político. Para ello, el Ayuntamiento de Madrid debería de plantearse la posibilidad de desarrollar un plan de urbanismo para éste barrio, pues nos encontramos con elementos de la vía pública que no permiten una accesibilidad universal, debido al relieve del barrio, o con zonas verdes en un penoso estado de conservación.