La exconsejera de Caja Madrid y usuaria de las tarjetas black, Carmen Cafranga, terminó beneficiándose desde su fundación privada de las decisiones adoptadas por el Consejo de Administración de la caja del que ella formaba parte.
Su fundación familiar “Carmen Pardo Valcarce” obtuvo en 2012 la cesión gratuita de la antigua biblioteca del Barrio del Pilar de la Obra Social de Caja Madrid, dentro del “Plan de Cesión de Espacios” que la entidad había puesto en marcha ese mismo año y con el que pretendía reducir costes.
Era la continuación de un plan de cierre de instalaciones que había iniciado el año anterior y que había terminado con el cierre de más de 40 espacios sociales. Este plan de reestructuración afectaba principalmente a los centros culturales de Caja Madrid, por lo que GECESA (sociedad 100% parte de la caja y que gestionaba los centros de la obra social) participó de manera activa en la elaboración y ejecución del proyecto al que el Consejo de Administración de Caja Madrid daría luz verde en enero de 2012.
Se da la circunstancia de que Carmen Cafranga no sólo formaba parte de Consejo de Administración de la Caja que aprobó ese “Plan de cesión de Espacios”, sino que también era miembro del Consejo de Administración de GECESA, que había colaborado sustancialmente en el diseño del plan.
Con todo, la biblioteca, de 600 metros cuadrados, situada en el madrileño Barrio del Pilar y que había sido reformada el año anterior, sin llegar a entrar en funcionamiento, fue cedida a la fundación familiar de Cafranga en diciembre de ese mismo año.
La cesión se produjo en plena transformación de la entidad
La firma del contrato de cesión se llevó a cabo el día 21 de diciembre de 2012, un mes en el que la caja y la fundación de la entidad estaban atravesando una vertiginosa transformación que daría lugar a la Fundación Especial Caja Madrid. Ello implicó que el consejo de administración de Caja Madrid fuese cesado en bloque y sustituido por una comisión gestora que se encargó de pilotar el proceso. Ese diciembre fue por tanto el único mes en toda una década en que Cafranga (que entró en Caja Madrid en 2003) no ocupaba un puesto relacionado con la entidad.
Fue en ese particular mes cuando se materializaron los trámites de la cesión: en ese diciembre de 2012 la Fundación Pardo-Valcarce presentó el proyecto, la Fundación Caja Madrid lo examinó, lo aprobó y se produjo la firma del contrato. Todo en solo tres semanas. Al menos así lo asegura un portavoz oficial de la Fundación Obra Social y Monte de Piedad de Madrid, heredera de la Caja.
Durante ese breve periodo, la transformación de la Caja y la Fundación dependiente de ella estaba en manos de una gestora nombrada por la Comunidad de Madrid y presidida por Pablo Abejas, que fuera presidente de la Comisión de Control de Caja Madrid, órgano del que había formado parte Carmen Cafranga hasta 2009. Abejas también fue, como Cafranga, usuario de las tarjetas black de la entidad, en su caso por un importe de 245.000 euros; en el de ella, 173.000.
Cafranga, al frente del barco
Sólo nueve días después de la firma del contrato de cesión, el propio Abejas propuso a Cafranga como miembro del patronato de la nueva Fundación heredera de Caja Madrid, y el 18 de enero de 2013 fue nombrada presidenta de esa organización. Es decir, se convirtió en representante de la entidad que un mes antes acaba de cederle el inmueble.
Tanto ella como Abejas se verían sin embargo obligados a abandonar sus respectivos cargos por el escándalo de las tarjetas black. El pasado dos de octubre Cafranga dimitió como presidenta de la Fundación Obra Social; el mismo día, Pablo Abejas fue destituido como director general de Economía de la Comunidad de Madrid.
Fuente | Cadena Ser