Era la tarde de los niños y para los niños y se notaba en las caras de impaciencia de éstos al empezar la cabalgata, a eso de las seis de la tarde, en la calle Afueras a Valverde, en el barrio de Fuencarral. Y aunque con un poco de retraso, empezaron a rodar las carrozas y los pajes y ayudantes de los Reyes Magos, que se vistieron sus mejores galas para los más pequeños, comenzaron los lanzamientos de confeti y caramelos y con ello las sorpresas.
Encabezaba la comitiva un autobús descapotable con algo de decoración destinado al exclusivo lanzamiento de caramelos, cuyos niños lanzaban, no sin picardía, los caramelos a los padres y otros chiquillos que abajo esperaban. Le seguía la pequeña carroza de «la aldea de los cuentos», una animada charanga que con sus tambores y trompetas tocaban villancicos, y justo detrás, una novedad respecto al año anterior: la nueva carroza que puso Mediaset España, que se llevó el premio a la más luminosa de la tarde.
Un precioso carruaje real conducido por dos unicornios era la antesala de un pequeño espectáculo circense en movimiento. El equilibrista que andaba encima de una gran pelota, una mujer con unas grandes alas, un gigante que intentaba recoger caramelos del suelo y un gran malabarista hacían las delicias de los más pequeños, que observaban atónitos aquellos movimientos.
Mientras tanto, los niños y los padres pedían hacerse fotos y saludar a unos animados cabezudos formados por renos, gnomos, un papá noel enorme y un gracioso muñeco de nieve andante, que seguían a otra carroza que simulaba estar hecha con gominolas.
Caía la noche y la cabalgata hacía su paso obligado por el pueblo o barrio de Fuencarral, donde la gente se concentró en la plaza de las Islas Azores. Y no nos olvidamos de describir con las tres carrozas de los Reyes Magos y sus pajes. La primera, la de Melchor, era una gran carroza decorada con notas musicales y chucherías; seguida por la carroza de Gaspar, algo menos original, simulando un vehículo verde. Terminaba el desfile Baltasar, en la carroza denominada como «Estación de Sueños», con arcos de medio punto combinados con ladrillo y piedra: toda una obra de arte.
Los caramelos se iban agotando y tocaba repostar en la subida a Llano Castellano. Los vecinos de Begoña, fueron los siguientes en salir a las calles de su barrio y los niños seguían disfrutando y persiguiendo las carrozas para coger caramelos. Algún trabajador del hospital de La Paz también se acercó a disfrutar del ambiente, pese a la gélida tarde que se había quedado.
Encaraba la cabalgata su último tramo, el más complicado y donde más gente se esperaba: el barrio del Pilar. Algunos niños disfrutaron de las actividades organizadas para amenizar la espera de la llegada de la cabalgata, entre las que se encontraban el teatro en inglés y animación musical. Varios cientos de personas se agolpaban en la Avenida Monforte de Lemos, como se puede ver en las fotos, para poder disfrutar de sus majestades, que por tercer año consecutivo llegan a La Vaguada.
Bajaron de sus carrozas los Reyes Magos y no pararon de saludar a los más pequeños, quienes les entregaron sus cartas y se hicieron fotos con ellos. Ofrecieron el oro, el incienso y la mirra al niño Jesús allí presente, y el Rey Melchor leyó su discurso para los más pequeños. Una batería de fuegos artificiales mucho mejores que en las fiestas y un coro Gospel cerraron el acto, para que los niños se acuesten pronto hoy y tengan mañana listos todos sus regalos, y que jamás pierdan la ilusión que les caracteriza y nos hace a todos un poco más pequeños en días como este.
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