Editorial | Una gran oportunidad para el desarrollo de Fuencarral

422028_10201096996694146_1058990151_nEl desarrollo del Distrito Castellana Norte permitirá revitalizar los barrios de Fuencarral, Santa Ana y el poblado dirigido. El proyecto es una oportunidad única de acondicionamiento del entorno y superar el aislamiento de estos barrios respecto al resto del distrito, al dejar de estar rodeados de autovías y pasar a pertenecer a la zona más desarrollada de la ciudad.

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Puede que unos lo vean mal, otros creerán que tardará demasiado tiempo y otros piensan que no llegarán a verlo. Sin embargo, el desarrollo urbanístico propuesto por Distrito Castellana Norte supondrá la revolución necesaria para equilibrar Madrid y romper las barreras urbanísticas que han supuesto el desequilibrio entre barrios en el norte de la capital.

Toda esta idea comenzó en el año 1990, cuando se propuso soterrar todos los talleres de Renfe en Fuencarral y la estación de Chamartín. Sin embargo, ni las condiciones económicas ni el poco apoyo político y financiero lograron en 25 años que el proyecto pudiera seguir adelante.

Así es como nos encontramos con los esqueletos de edificios inacabados y casi sin empezar en los terrenos de la conocida «Operación Chamartín». Zonas chabolistas, descampados convertidos en vertederos de todo lo imaginable y una ermita abandonada y dejada por la administración, como es la de San Roque, son las huellas de un proyecto urbanístico fallido.

Por eso se puede entender la desconfianza de los vecinos de Fuencarral. Uno de ellos le comentó en su día a este redactor que sentían que Fuencarral pudiera ser «un grano en el culo» para el Ayuntamiento, viendo que el desarrollo de la ciudad se orientaría hacia el norte, y en ese norte se encontraba un pueblo con más de 8 siglos de historia encerrado entre los nuevos PAUs de Las Tablas («la nueva City de Madrid», según el PP), Montecarmelo y esta operación Chamartín.

Los vecinos de Fuencarral, Santa Ana y los Poblados A y B deberían pasar a mirar el futuro con satisfacción. Este proyecto supondrá el acondicionamiento del entorno del pueblo y sus barrios, y producirá un lavado de cara al mismo. Supondrá la revalorización del entorno, al encontrarse inmersos en una de las principales zonas empresariales del país, que creará nuevos y numerosos puestos de trabajo.

También se revalorizarán los locales, las viviendas y se mejorará el urbanismo. A los propios impulsores les interesa el desarrollo y la rehabilitación de Fuencarral, no pueden permitirse presumir del proyecto más importante del país mientras junto a él hay un barrio abandonado.

La clave se encuentra en la integración urbana, la conservación de Fuencarral como centro histórico semejante al que tiene el barrio de Vicálvaro, y potenciar sus encantos mientras se desarrollan medidas para atraer a nuevos vecinos y negocios que quieran vivir en una isla tranquila dentro de una ciudad que no dormirá.

Este desarrollo permitirá a Fuencarral encontrarse entre tres de los principales focos empresariales de la ciudad: el barrio de Las Tablas, con numerosas multinacionales asentadas, las que en un futuro se encontrarán en Castellana Norte, y las que están y faltan por añadirse en Montecarmelo.

Sin duda alguna, los foncarraleños estarán obligados a involucrarse en este entorno, pero lo podrán hacer a su manera, sin prisas, sin agobios y teniendo en cuenta que su pueblo suma 800 años existiendo mientras los barrios de su alrededor acaban de nacer.