El Poblado Dirigido de Fuencarral busca resurgir del olvido de las administraciones

Sucio, abandonado y sin comercio. Así es el Poblado Dirigido de Fuencarral, uno de los barrios creados para extender Madrid en los años 50. Sin embargo, también es uno de los barrios con mayor masa arbórea, con mayor tranquilidad y con unas vistas inmejorables a la sierra. Para reivindicar la mejora de su barrio, sus vecinos comienzan a moverse para devolver la vida de un barrio abandonado por las administraciones.

Domingo, 12 de la mañana. Una temperatura agradable para salir a dar una vuelta y tomar un pincho antes de comer. Sin embargo, los vecinos del Poblado Dirigido de Fuencarral no tienen donde hacerlo. Tienen que irse hasta el vecino barrio de Santa Ana o subir al «pueblo» de Fuencarral.

DSC_5099Quedamos con Ángel González, vecino del barrio y vocal en la Junta Municipal por el grupo municipal Socialista. Él nos va a contar todo sobre el poblado: su historia, sus costumbres y su estado. Desgraciadamente, hay mucho que contar. El estado del barrio es de abandono generalizado, y son pocos los vecinos que trabajan activamente en la asociación vecinal «Ur» para defender su barrio. Pero algo está cambiando.

Comenzamos nuestro paseo por las canchas del barrio. «Están en muy buen estado, posiblemente de las mejores del distrito», comenta este redactor. «Las arreglaron hace unos años y suelen estar ocupadas», nos cuenta Ángel. Esta es la única instalación deportiva gratuita del barrio. La otra es el campo de fútbol con hierba artificial gestionado por el Deportivo Santa Ana, pese a que ellos juegan en el Estadio de Fuencarral, en la otra punta del barrio.

Nada más comenzar nos damos cuenta de una cosa: hay muchos coches. «Faltan plazas de aparcamiento. Es uno de los principales problemas del barrio. Y encima, entre semana, muchos trabajadores del Polígono Industrial de Fuencarral aparcan por aquí y colapsan la entrada y salida del barrio. La solución sería crear más plazas, pero no hay espacio», comenta.

DSC_5101En la calle Manresa se halla la iglesia del poblado. Bajo esta se construyó un pequeño parking, que alivia un poco el problema del estacionamiento. En su día se debió de hacer un aparcamiento público y más grande, para que fuera el Ayuntamiento el encargado de arreglar el problema. Sin embargo, no se quiso y los responsables de la iglesia aprovecharon la construcción de la misma para crear el parking y gestionarlo de forma privada. A su lado, una calle sin salida con empedrado tradicional, sin asfaltar. La dejadez llega hasta estos niveles.

Para acercarnos al problema de la vivienda debemos rememorar el origen del barrio, que se remonta al año 1956, cuando comenzó a construirse con los diseños de José Luis Romany Aranda. Este proyecto viene motivado por el Plan Nacional de Vivienda impulsado por el entonces Ministerio de la Vivienda. La construcción íntegra del Poblado C duró cuatro años, hasta 1960.

DSC_5106En el Poblado existen dos tipos de viviendas: los edificios, de cinco plantas sin ascensor, y los «chalets». En el primero de los casos, la falta de proyección futura de ascensores en las viviendas ha supuesto que no se puedan implantar en la mayoría de pisos, suponiendo un problema para las personas mayores y con graves problemas de movilidad, al no poder moverse fácilmente. «Por dentro, las viviendas son pequeñas, pero están en buen estado y son acogedoras, además de estar diseñadas para aprovechar las horas de sol», comenta Ángel.

Del mismo modo, las viviendas no fueron construidas con una base sólida, y hubo graves problemas ciertos edificios al no tener cimientos. Años después de su construcción, se tuvo que realizar un proyecto de cimentación de varias viviendas del poblado. Los materiales de construcción tampoco fueron de buena calidad, teniendo que realizar rehabilitaciones en determinados edificios. Las viviendas destacan por los cerramientos de metal impuestos por la moda de la época. La mayoría de edificios poseen una orientación norte, contrastando con los pocos adosados («chalets» para los vecinos») construidos en sentido este-oeste.

DSC_5118A los problemas de las viviendas se suma la nula accesibilidad del barrio: al estar construido sobre un terreno abrupto, se encuentra todo escalonado y hay muchas zonas que no cuentan con rampas para personas con movilidad reducida, y si cuentan con ellas, no están adaptadas a la normativa vigente.

El principal problema del barrio para los vecinos es la falta de comercios. El barrio cuenta con tres antiguos mercados, al aire libre y en los cuales hoy solo se conservan tres locales, una bodega en el tercer mercado, y una tienda de alimentación y una peluquería en el primero. El progresivo envejecimiento de la población propició la jubilación de los dueños, que fueron propiciando el cierre de los distintos negocios. «Antes teníamos una pescadería, papelería, ferretería, panaderías… ahora no queda nada. En el bar del segundo mercado nos juntábamos los chavales del barrio y pasábamos la tarde. Ahora, para cualquier cosa tenemos que ir hasta Santa Ana»

DSC_5134La solución para reactivar el comercio pasa por negociar entre los propietarios de los mercados y el Ayuntamiento convenios que faciliten la creación de establecimientos comerciales, y derogando las normas que un día permitieron que los locales fueran utilizados para otros servicios terciarios más allá del comercio, como pasa con un local arrendado para los ensayos de un grupo de música. La dejadez de los propietarios ha supuesto la aparición de suciedad y pintadas en los tres mercados. Una posible solución pasaría por la restauración estética y de la distribución de los mismos.

De camino a visitar el segundo mercado nos encontramos con Juanma, el pescadero. Nada más oir su nombre sale a ver quienes somos. Ahora tiene allí montado su pequeño taller, donde hace sus manualidades. «Hay unas cuantas personas que quieren cambiar el barrio. Van a repartir panfletos«, nos cuenta. Nosotros ya les conocemos. Se hacen llamar los «Pobladores«, y entre ellos hay gente de la Asociación Vecinal Ur.

DSC_5126Rebeca Asensio es una de las fundadoras de este proyecto de remodelación: para realizar su proyecto de Fin de Grado se ha fijado en el Poblado, y ha diseñado un «Mapa de recuerdos» en colaboración con muchos de los vecinos, en el que ha plasmado antiguos negocios, recuerdos de las personas que viven o vivían allí y sobre todo, una pequeña idea para intentar volver a atraer a los comercios al barrio. Pero eso mejor lo seguís leyendo en el grupo de Facebook, nosotros seguimos con nuestro paseo.

«Otro de los problemas del barrio son los espacios interbloques. El Ayuntamiento asegura que pertenecen a las comunidades de vecinos, pero éstas afirman que no aparecen estos terrenos en los estatutos», nos asegura Ángel. El nulo acuerdo entre las comunidades y el consistorio ha provocado situaciones inverosímiles: el Ayuntamiento ha instalado parques infantiles o bancos en algunas de estas zonas, pese a afirmar que no son de su competencia, mientras que en otros habilitaron zonas de aparcamiento.

DSC_5109De nuestro periplo también destacamos la dejadez en limpieza o mantenimiento del mobiliario urbano. Durante el camino nos encontramos con vallas en lamentable estado de oxidación, bancos putrefactos, aceras y calzadas en mal estado, zonas verdes en estado de abandono, falta de limpieza en torno a los contenedores de basura y matorrales creciendo sin control.

Lo poco que «da vida» al barrio es el colegio público República de Paraguay. La inversión de la Junta Municipal del distrito ha permitido que el colegio esté en las mejores condiciones posibles, y los alumnos -en su mayoría de integración social- tengan las últimas tecnologías a su disposición para aprender: todas las aulas cuentan con pizarras digitales. Los 15 profesores se dejan la piel para intentar sacar adelante a los 163 niños del colegio, para lo cual cuentan con clases de compensatoria, pedagogía terapéutica y orientación educativa.

DSC_5128Si de algo están orgullosos los vecinos del barrio es de la masa arbórea que les rodea. «Es un barrio verde«, cuentan algunos de sus vecinos. La gran cantidad de árboles plantados da un paisaje pintoresco a un barrio que no parece que sea parte de Madrid. Desgraciadamente, la tala de determinados árboles sin que estén siendo sustituidos en muchos puntos del barrio está poniendo en riesgo esta cualidad verdosa del Poblado.

Con el fondo velazqueño de la Sierra de Guadarrama nevada, los más de 3500 vecinos del Poblado esperan y demandan las mejoras para volver a situar el barrio como el lugar idóneo para vivir que en su día fue, recordando con admiración tiempos pasados de aquel ‘oasis’ en medio de la gran urbe que es Madrid.