Cuando te suceda una desgracia, por muy leve que sea, huye al cine. Allí, te presentarán un problema mayor, desde una óptica distinta y en otra dimensión. Agigantada, en este caso. Un padre, un hijo y una hija encerrados en un coche con explosivos debajo de sus asientos. Un móvil y una voz, que amenaza al conductor con detonar los artefactos si alguien decide levantarse de su sitio. Los chillidos de una madre histérica, en vilo por su familia, y el anonimato del castigador, frío y firme, como Risto. Ni recordarás la desgracia que te empujó al cine, sólo mirarás las invariables cejas de Luis Tosar, alteradas por momentos. Es el padre, del miedo y de los chicos sentados atrás que no paran de llorar.
El coche recorre A Coruña a medida que avanza la historia y descubrimos: Javier Gutiérrez perdió su vida (su mujer) a causa de las preferentes. Tosar, director de una sucursal bancaria, engañó al bueno de Satur y su esposa hasta llevarles a la ruina. Un desahucio acabó con ella y él, se quedó a cargo de su hija, inerte. Las únicas fuerzas que reunió fueron para vengarse de su verdugo, un asesino sin etiqueta. Planeó la herida de Tosar y colocó una bomba en su BMW.
Javier Rodríguez es redactor del diario Fuencarral-El Pardo.com y estudiante de Periodismo e Historia en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.