Mas allá de la suma aritmética de escaños, de los proclamados vencidos o derrotados, las pasadas elecciones del 20 de diciembre tuvieron un sentimiento muy claro por parte de la ciudadanía, una lección sublime a la hora de expresar su voluntad en las urnas y decirnos a esa tan denostada clase política que nada querían que volviera a ser igual.
Necesitaban un cambio, querían un cambio, reclamaban eso que tanto proclamamos a los cuatro vientos y es algo a lo que poco estamos acostumbrados: dialogo como forma para el entendimiento en un país diferente dentro de un tiempo nuevo. La cultura política del pacto y el acuerdo no es cuestión de aritmética al no poder sumar escaños para gobernar sino de ética, de convicción democrática. Y en estos últimos años se ha demostrado que se carece por completo de esta convicción.
Es tiempo de mucha teatralidad mal entendida, una semana después parece ser momento de sacar pecho ante porcentajes, escaños o votos, pero no nos podemos equivocar, es tiempo de dar soluciones a una realidad dolida, acumulada durante años y ante la cual sería inútil hacer tabla rasa y obviar todo lo pasado.
Tenemos motivos por los que sentirnos orgullosos de nuestro pasado pero también tenemos motivos por los que aprender y aprender para no volver a repetir errores. Lo cierto es que la palabra cambio es la palabra mayoritaria que tras el recuento de papeletas en las urnas nos dice que debemos ponernos a trabajar. Es momento de derribar muros y empezar a construir puentes, puentes hacia el futuro, puentes de progreso pensando en aquellos que más nos necesitan.
No tengo duda que seremos capaces de hacerlo, es una oportunidad histórica para avanzar para quitarnos de encima ese tópico de que todos somos iguales, de lo contrario nos habremos fallado mutuamente todos sin excepción . Pero todo lo que no sea gobernar desde la izquierda las imprescindibles reformas que este país necesita alimentará una crisis democrática que ni siquiera una posible victoria pírrica de la izquierda emergente en unas nuevas elecciones podrá resolver.
Sentido de estado siempre, pero el grito es claro y nítido, señores, hablen, dialoguen hasta la extenuación, pisen de una vez esas líneas rojas, hay trenes que pasan solo una vez en la vida y España merece progreso frente al decreto, consenso frente a mordaza, derechos frente a recortes, educación y sanidad para todos, igualdad y diversidad frente a vetos. Hablen señores, hablen.
Juan Antonio Fernández es vocal vecino del grupo municipal socialista en la Junta Municipal y miembro del grupo de educación de la Coordinadora por lo Público de Fuencarral-El Pardo.
Foto: Alberto C. Vázquez en Flickr bajo licencia CC 2.0 (by-nc-nd)