Durante la noche de ayer, y por quinto día consecutivo se dispararon los niveles de contaminación en la ciudad de Madrid, y muy especialmente en el barrio del Pilar.
Mes de diciembre, mes de viento, frío y lluvia en toda Europa… menos en Madrid. El anticiclón situado en nuestro cielo y la falta de vientos han originado un nuevo episodio de alta contaminación en la capital, que se ha visto envuelto en la polémica por la puesta en marcha, por segundo mes consecutivo, del protocolo anti-contaminación del Ayuntamiento de Madrid.
Dentro de los datos aportados por el consistorio se encuentra uno muy llamativo: la estación medidora con peores datos de toda la ciudad se encuentra en el barrio del Pilar.
Desde el 29 de noviembre, la estación situada en el parque de La Vaguada ha alertado de 12 superaciones del valor máximo admisible de dióxido de Nitrógeno (NO2), situado en 200 microgramos por metro cúbico de aire.
Estos datos se han producido el 29 de noviembre, entre las 21 y las 00 horas; el 30 de noviembre, entre las 19 y las 00h; y el 2 de diciembre entre las 20 y las 00h. Durante la noche de ayer, día 3, se produjo el episodio más grave, ya que se superó el valor máximo durante cinco horas seguidas: desde las 20 hasta la 1 de la madrugada.
¿Hasta cuando?
El Ayuntamiento de Madrid mantiene durante hoy viernes la fase 2 de la alerta anticontaminación, que impide aparcar en la zona de estacionamiento regulado a los no residentes, así como limita la velocidad de circulación de la M-30 a 70 kilómetros por hora.
Llega el fin de semana y coincide con el puente de la constitución, por lo cual se prevee que el protocolo no suba a la fase 3. Las dos posibilidades que se contemplan es el mantener la fase 2 o la rebaja del nivel.
Todos estos malos datos se producen debido a la situación geográfica del barrio del Pilar, y muy especialmente de su estación medidora, situada en el parque de la Vaguada. La propia «vaguada» que forma el parque -y que existía hasta 1980- y la situación del parque entre dos montañas -desde Santiago de Compostela hasta Herrera Oria, y desde Monforte de Lemos hasta Altamira- provoca que los gases se queden acumulados en este pequeño valle. El problema se incrementa cuando por ahí encontramos el tramo más saturado de la M-30, a su paso por la Avenida de la Ilustración, la salida del túnel de Ventisquero de la Condesa y el intenso tráfico que soporta Monforte de Lemos.
Sin embargo, estas medidas no demuestran ser todo lo eficaces que deberían y vemos como la limitación de la contaminación en el centro traslada esta contaminación hacia los barrios y ciudades de la periferia.
Es necesaria una nueva política en materia de transporte público que permita aparcar los coches en la periferia de las ciudades, instalando aparcamientos disuasorios en las autovías combinados con el uso de Cercanías y Autobuses. La creación de carriles Bus-VAO, la mejora de frecuencias en autobuses, Metro y Cercanías y la creación de líneas express son algunas de las asignaturas pendientes para evitar episodios de contaminación y tener una ciudad más limpia.
