El vicio y el don

Jugamos en la liga del barrio y vestimos de azul y negro, como Hernán Crespo en el Inter. Ayer ganamos, para continuar una racha más efímera que la calma en el campo del Rayo, con Trashorras galopando de área a área.

Todos los fines de semana llenamos nuestro banquillo de expertos, que meditan entre humo, y de cheerleaders, no tan numerosas como los sabios. Al salir al campo solo escuchamos un chillido entre la grada, justo cuando se mueven unas botas verdes por el césped. Suelen pisar la yerba a trompicones, pero se entonan con el tiempo. “Yiiiiiiiiiiiyiiiiiiiiii, Yiiiiiiiyiiiiiiii”, grita un chaval igualito que Erik Lamela apoyado en el banquillo. Los demás le acompañan, descansando sus dedos del pitillo.

Yiyi lleva el numero 22 y pone el entusiasmo de Gaizka Toquero tras beberse dos litros de pepsi max . Sus primeros toques son de nervio y pierde el balón, pero no se rinde. Juega en punta y batalla con los centrales como si fuese Atila. Le cuesta ver puerta, pero no menos que a Manucho. Con más de diez desmarques por minuto y después de fallar un penalti, Yiyi encarrila el camino a banquillos y predice: “hoy marco chavales”.

Llegó la segunda mitad, cobramos ventaja y las botas verdes volvieron a su hábitat. Todos le buscábamos, hasta Ronaldo le cedería el gol, por su carisma innegociable. Y llegó. Pico chutó con veneno y Yiyi, audaz, se lanzó al suelo para rebañar la gloria. Más tarde, firmó el segundo, ajustando el esférico al palo con una tranquilidad messiánica. Y lo celebró. Lo hizo con un talento innato y aprovechó su potente físico para ofrecerse a su banquillo, difuminado tras una explosión de júbilo. Yiyi movió los brazos y corrió con la soberbia de Ibrahimovic, trazó curvas de gladiador y se abrazó a nosotros.

A Yiyi le dan igual los goles, pero nació para celebrarlos. Como la chica que solo fuma para ser sexy sosteniendo el cigarro, o la que estudia Química únicamente para poder traficar con cristal. O el que solo va a clase para mirar la pizarra cuando la gente se va.


Javier Rodríguez es redactor del diario Fuencarral-El Pardo.com y estudiante de Periodismo e Historia en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.