La Consejería de Educación ha comunicado a la dirección del centro que dejará de funcionar el próximo curso.
La Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid vuelve a centrar todas sus miradas en el distrito de Fuencarral-El Pardo tras varios años en los que los recortes apuntaron directamente a los centros educativos del distrito, con hechos como el intento de dejar de prestar diferentes estudios en varios institutos, así como el intento de cierre del colegio Vasco Núñez de Balboa o el traslado de la escuela infantil Arroyofresno por falta de mantenimiento.
La semana pasada se celebró una reunión entre varios directores de colegios del distrito con la Dirección de Área Territorial Madrid-Centro, presidida por Belén Aldea, en la cual se comunicó de forma verbal a la dirección del colegio José Bergamín la intención de cerrar el colegio.
Dos fueron los motivos que se argumentaron a la dirección: la imposibilidad de mantener abiertos tres centros educativos en un radio de espacio tan pequeño -cohabita con el República del Paraguay y el Vasco Núñez de Balboa-, así como el bajo número de alumnos matriculados.
El centro, situado en el barrio de Santa Ana, tiene matriculados a unos 120 alumnos, de los cuales 45 entraron por primera vez el curso pasado en educación infantil. El centro tiene cuatro aulas de primaria y dos de infantil y el 52% del alumnado matriculado es de etnia gitana. En 2004 fue incluido en la red de “Centros Públicos Prioritarios de la Comunidad de Madrid” y clasificado de “especial dificultad”.
Según fuentes consultadas por Fuencarral-El Pardo.com, el comienzo del curso fue “problemático”, debido a la falta de desdoble en las aulas de 3 y 4 años de educación infantil, donde conviven un total de 26 alumnos en el aula, siendo 15 de ellos de etnia gitana.
La problemática de estos menores, con bastantes problemas de inclusión y apendizaje se acrecentó con la decisión de la Consejería de Educación de eliminar la educación compensatoria para los niños de 4 y 5 años.
Hace dos años, la Consejería concedió al colegio el “Proyecto E.B.I”, un nuevo método educativo mediante el cual se intenta reducir el largo trecho entre las necesidades educativas del alumno y el interés del mismo mediante motivación visual, un proceso de implicación del propio alumno en su aprendizaje y la colaboración e implicación de los padres.
En el proyecto, los tutores realizan guías personalizadas a los alumnos a lo largo de todo el curso adecuadas a su nivel curricular y que se pueden modificar a lo largo del curso, pudiendo ofertar una respuesta adecuada a los diferentes niveles, necesidades e intereses del alumnado.
Los propios alumnos son los que realizan su guía con ayuda de las nuevas tecnologías: los centros les prestan un ordenador portátil mediante el cual deben cumplir unos plazos para el estudio de cada unidad didáctica. El profesor evalúa estas guías y supervisa el proyecto de aprendizaje y enseñanza, resolviendo dudas, aconsejando y guiando al alumno.
El objetivo principal era dotar al alumno de una autonomía mientras ellos mismos se ven obligados a organizarse y responsabilizarse de su trabajo. Sin embargo, la concesión de este proyecto era una “patata caliente” para el centro: debían aumentar el número de matriculaciones en un plazo de dos años, hecho que, según la Consejería de Educación “no se ha logrado”.
Todo el alumnado del centro sería repartido de forma preferente en el colegio público República del Paraguay o en el centro que las familias reclamen dentro de la libertad de centro que se ofrece. En el aire queda el saber qué pasará con toda la dotación tecnológica que ha recibido el colegio, así como el saber por qué la Consejería cierra el centro cuando ha logrado un exponencial aumento de matriculaciones este mismo curso.