Crema

Te encerraron. En el círculo más cómodo del mundo, cálido, amable, refinado. Letras, voces e imágenes. Fueron ellas las que te atraparon, insolentes. Creías conocer la verdad, la noticia, el futuro, y no te acuerdas de nada. Ahora no sufres, ni temes, ni lloras, estás bien. Fue la información, que se deformó para el engaño del alma, nos arrebataron la pasión, incluso el enfado, al que despreciamos sin valorar su importancia. Nos dirigen, con correas de terciopelo que jamás se despegan de nuestro cuello, a no decidir. A sentir pena o emoción, cuando terroristas atacan o familias se quebrantan. Las noticias no señalan respuesta, remueven la derrota, la fotografían y nos educan en la pena, desde el sillón. Sentados, tumbados, cómodos, predispuestos a consumir información, que jamás nos compromete. Nada cambia. Aplaudimos a Guardiola, los cocineros son filósofos y los problemas están muy lejos, son papeles, pantallas y voces. Solo eso. Esos medios nos han recubierto de crema, tan empalagosa que nos arrebató el colmillo.

Fotografía: César Guadarrama en Flickr bajo licencia CC 2.0 (by-nd)