La escuela infantil Escolandia cierra tras veinte años de servicio a los niños y padres del barrio de Tres Olivos. Silvia Mena, hija de la directora del centro, Paloma Gómez, dedica así un pequeño homenaje al trabajo de su madre.
Hace 20 años la escuela infantil Escolandia abrió su segunda escuela en el barrio de Tres Olivos. La directora, Paloma, joven, llena de ilusión y esfuerzo comenzó a levantar una escuela por la que pasarían cientos de niños y familias. Poco a poco se fue conociendo por todos en el barrio que aquella escuela situada en dos chalets contiguos y con un bonito patio, albergaba las sonrisas de todos los niños que allí estaban. Paloma con una gran trayectoria en educación infantil formó un gran equipo de educadoras que la han acompañado hasta el día de hoy. Una escuela llena de proyectos, cuentos y música. Los niños cada día iban adquiriendo mayor autonomía y recursos para enfrentarse a la vida, asegurando su buena adaptación en “el cole de mayores”.
Este mes de Julio, este lugar lleno de magia que siempre ha albergado tantos momentos de felicidad va a cerrar sus puertas con lágrimas en los ojos. Lágrimas por los bonitos momentos del pasado, y los bonitos que aún quedan por vivir, dedicándoselos también a los nietos que llegarán. Paloma, gran profesora y sobre todo gran persona, paciente, organizada, positiva y siempre con tiempo para dedicar a los demás. Espero que estas palabras sirvan para entender la magnitud de tu gran trabajo, que sirvan de expresión de agradecimiento de cientos de voces de un barrio que te da las gracias de corazón. Porque esta escuela infantil es y será siempre en nuestros corazones un lugar de encuentro y felicidad de cientos de familias de un barrio joven.
Por nuestras aulas han pasado madres primerizas que han sentido la seguridad que necesitaban en esos primeros meses tan importantes en las vidas de sus bebes. Hemos vivido como tenían hermanitos y primos e incluso hemos podido también acoger en nuestros brazos a nietos de exalumnos. Porque el boca a boca de los vecinos del barrio siempre ha sido nuestra primera garantía.
Y hoy madre, te dedico estas palabras porque esta escuela siempre ha estado entre nuestra familia, como uno más. La hemos cuidado y tanto nos ha reportado que no se puede resumir en palabras. Gracias madre por haberme enseñado tanto a amar nuestra profesión, por querer tanto a los niños y saber mirarles con ojos que tú solo sabes, por conocerles con solo una mirada, por siempre hacerles sonreír.
Siempre me has dicho que lo más importante además de su seguridad, es hacerles felices y lo has conseguido con todos ellos. Miles de familias avalan mis palabras y bien sabes que lo dicen de corazón.
Gracias de parte de los niños, sus familias, tu equipo y tu familia,
El profesor mediocre dice,
El profesor bueno explica,
El profesor superior demuestra,
El profesor excelente inspira.
William A. Ward
