Dicen, desde los micrófonos, que el Atleti es un equipo muy inteligente. Y me dijeron, desde la grada, que la inteligencia no existe en nada que repitas por costumbre.
El Atleti perdió contra el Madrid porque este año ha empezado a pensar. Y el que reflexiona, siempre duda. Y en la vida, como en el fútbol, vence quien menos titubea. Simeone, el chamán de las rayas rojas y blancas, ha perdido la fe con razón, tras caer dos veces por el mismo abismo, tan blanco. El argentino ha pensado en retocar su estilo y está matando con la duda a cada línea de su equipo. Savic entraría por Giménez, desterrando a la raza; Koke jugaría más atrás, para ser más creativos; y en Gameiro ni confía ni confió, como segundo plato de Diego Costa. Así, el Atleti ha olvidado la unidad de la fe y el calco de partidos, mientras su entrenador piensa a la vez que pierde pelo.
Al otro lado está Zidane, el dueño del equipo más inteligente del mundo, sin pensar. Porque si lo hubiera hecho, jamás habría aceptado el cargo de entrenador del Madrid. Asumió con su sonrisa hipnótica que los de blanco no juegan a nada, solo a ganar. Y nos pareció genial. Justo cuando el madridismo llevaba años debatiéndose sobre su estilo, Zidane reafirmó que el estilo es ganar. Y sin pensar, todos lo creemos, con fe a sus victorias. El equipo jamás repite un partido y nunca pierde porque su habilidad es la resolución de problemas, la improvisación, la inteligencia. En los cerebros de Marcelo, Modric, Kroos y Benzema. En el instinto de Ramos, Kovacic, Bale y Ronaldo.
Por estas líneas, Ronaldo celebró sus goles en el derbi con el gesto del pensador. En posición de erudito, sin darse cuenta, nos confundió a propósito. Él seguro que no pensó, lo hicimos nosotros. Dudamos sobre qué querría decirnos y desorientó aún más a los atléticos. El Madrid no conoce la derrota porque avanza con decisión, el equipo de Zidane es el del triunfo, no el del pensamiento.
Fotografía: LaLiga.es