Candidatos: En tiempos de tridentes, Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López porfían por el incómodo trono del PSOE. Pero lo harán separados, como Bale y Ronaldo. La Pantoja rubia, tonadillera de vocación, usará su mayor arma de convicción: el megáfono. En el otro extremo, Sánchez, siempre deportista, tratará de emular la resurrección de Roger Federer, pero con menos elegancia. Y Patxi López, justo en el centro, pedirá por la unión, condenado a la derrota.
Naranjas verdes: La ultraderecha está tan de moda que Holanda la aborreció y terminó por pasar de ella. No ganó Wilders, su representante, pero sí lo hizo la derecha sostenida de Rutte. Sin embargo, el resultado más llamativo ha sido el ascenso del partido verde, que clama por la legalización de las drogas duras y las mejoras en acceso universitario. Así, los holandeses abren una nueva óptica: la droga como elemento creativo en la educación.
Ardientes: En esta ocasión la Champions cambió sus bolas calientes por unos cruces explosivos, en los que no estará el Sevilla, tan engañado que acabará la temporada hasta sin UEFA. Sí estará el Mónaco, el nuevo equipo de moda, por Kylian Mbappé y por eliminar al enemigo público número uno: Pep Guardiola. En casa, Madrid y Barça mantienen su batalla por la Liga, con el brillo de sus hombres más tranquilos. Para situaciones ardientes, jugadores fríos. Y siempre, Messi y Benzema.
La meta: El Unión Adarve sigue empeñado en los playoffs de ascenso a Segunda División B. En su último partido volvió a puntuar en el tiempo añadido, entre quejas, la música del perdedor. Los del Barrio del Pilar marcan en los minutos finales por tres motivos: tono físico, espíritu y calidad. Todo ello al servicio de su meta, el gol. Al igual que sus vecinos amarillos del Santa Ana, peleando con honor por la salvación, tatuada en cada una de sus frentes. El próximo domingo en el polideportivo Vicente del Bosque hay derbi.
La misa: La propuesta de Podemos en contra de la emisión pública del ritual de la Iglesia ofende. Porque la religión es fe, y la fe es un latir tan profundo que nadie puede entorpecer. Por ancianos y enfermos que la mantienen y sienten su cumplimiento por televisión. Y por los siervos del sofá, que quedarían heridos de sueño con la alteración de su carrusel dominical: Misa, Saber y Ganar y documentales de iguanas caribeñas.
Estamos aquí: El cierre del Instituto público Pérez Galdós parece firme, pero la respuesta social es inquebrantable. El pasado martes más de 500 personas se agolparon en las calles de Peñagrande en señal de protesta, en aras de expresar su repulsa a un final más de la educación pública. Desde las teclas de nuestra redacción, nos volcamos de lleno para cubrir y apoyar la lucha por un sentimiento de justicia y amparo, por los jóvenes con oportunidades desiguales en su formación.