El Unión Adarve vence 2-0 al Atlético Malagueño en el Vicente del Bosque y depende de sí mismo para lograr el ascenso a segunda B. 541 kilómetros y 90 minutos separan a los rojinegros de la gloria.
Hubo que esperar a los momentos finales, a los que le gusta a los del barrio del Pilar, para poder celebrar la merecida victoria del Unión Adarve ante el Atlético Malagueño (Málaga B) en el polideportivo Vicente del Bosque.
Ante unos 1000 aficionados de todas las edades y venidos de todas partes de Madrid pero principalmente de nuestros barrios -el Pilar, Peñagrande, La Paz…- el equipo de Víctor Cea se echaron los picos y las palas a la espalda y se pusieron a trabajar, poco a poco, en la victoria. Sabían que ganar en casa era indispensable para ir con cierta renta a tierras malacitanas, y como tantas otras ocasiones este año, volvió a pasar.
El de siempre, el killer, Álvaro Sánchez, remató de cabeza un corner en el minuto 87 que hizo estallar a las gradas bañadas de rojo y negro, que tras la emoción siguieron apretando y pedían más. Fue Olmedo quién, tras una falta sacada desde la izquierda, remató para hacer el segundo. Apocalipsis del filial del Málaga que naufragaba a seis minutos del final y gloria para el Unión Adarve que se va con la misma ventaja que se llevó a Tarazona.
Quedan 90 minutos. Noventa infernales minutos bajo el sol y calor del sur, con los boquerones y su afición queriendo remontar y con los nervios de saber que están haciendo algo histórico. Los chicos de Víctor Cea saben cómo jugar y cómo ganar, lo han hecho muchas veces. Ahora solo tienen que aplicarlo. La conclusión, el sábado a partir de las 18 horas.