Era un día fantástico para que el Madrid comenzase a revertir su lastimosa situación: mi equipo de los domingos ganó por primera vez, grabamos el California stars y la UD atravesaba un momento terrible. Pero los blancos no querían darse cuenta. Salieron a jugar como si nada malo hubiera pasado, como si ayer hubiésemos ganado las Supercopas, y antes de ayer las Champions, todas juntas. Zidane y sus muchachos saltaron al césped sin deseos, envueltos en un mal sistemico del Bernabeu: la calma. Y justo el más tranquilo, provocó el primer enfado de la grada. Benzema se quedó solo delante de Chichizola, y por pereza, no se atrevió a machacar las redes, optó por un golpeo tímido. El Bernabéu presente y el de televisión no olvidarían la jugada. Pero el partido siguió y el Madrid continuó jugando mal. Además sufría, con las internadas de Vitolo y los desmarques de un desacertado Calleri. Marcelo prolongaba su pésimo nivel de forma, Kroos no sumaba y CR seguía enemistado con el gol. Los únicos que sostenían el ritmo de los blancos eran Isco y Asensio, vitales para un ataque con la B y la C tan floja y un mediocampo sin la lucidez de Modric y Kroos. Y en un córner, actividad olvidada este curso, Casemiro marcó gol, alargando su racha del 2017. Fue algo anecdótico, porque no entró como consecuencia, sino por aparición.
Tras una primera parte preocupante, el Madrid se volcó en la segunda mitad. Isco y Asensio agarraron con más fuerza la batuta, mientras Ramos apagaba con autoridad los posibles fuegos visitantes. Contó con la ayuda de Vallejo, que demostró buenas condiciones pero también levantó sospechas.
Los blancos, a base de triangular rápido y presionar intensamente, las dos simplezas del éxito, empezaron a operar únicamente en campo rival. Y con ello, afloraron las buenas noticias. Kroos comenzó a parecerse al de siempre, Asensio corría por el campo como un caramelo de menta e Isco consolidaba su estatus. Y en un rechace, por consecuencias, el futbolista mallorquín haría el gol de la jornada reventando la portería de Las Palmas, lo que Benzema no se atrevió a hacer. Con el 2-0 el partido desapareció, los canarios no intimidaban y se sucedieron los cambios. Los minutos restantes sirvieron para elevar más aún la figura de Isco, que culminó un gran pase de Cristiano, directo a gol. Y para mostrar a un buen Llorente, preparado para contar con más minutos, al igual que Ceballos.
Con esta victoria el Madrid respira, otra tímida goleada con una notable segunda parte. Y la plantilla envía un nuevo mensaje a Zidane: ya es momento de que en casa se recupere el 4-3-3. Pero con Asensio e Isco.
Fuente imagen: Meritocracia Blanca