Vergüenza: Por todas las veces que has bajado al metro de Nuevos Ministerios un viernes a las doce de la noche. Y has visto como a un grupo de cuatro chicas le asaltaban los comentarios lamentables de hordas de chicos.
Comodidad: Por todas las veces que te levantas y ves a tu madre hacer las camas y tender la ropa. Por todas las veces que llegas a casa y le preguntas a tu madre, que también acaba de llegar, qué hay de comer. Porque ellas también tienen derecho a vivir tan cómodas.
Cobardía: Porque a muchos hombres les da miedo dejar de ser los primeros. Que la historia cambie justo ahora, para elevar a la mujer, por su propia mano, a una cima compartida de respeto y privilegios, en la que el único factor diferencial sea el esfuerzo.
Responsabilidad: Porque todos los hombres tenemos una oportunidad única para facilitar a las mujeres el derribo de aquellas barreras que aún las reducen. Y vamos a ayudarlas para que completen su revolución.
Orgullo: Porque dentro de unos años, mirando al pasado, sentiremos orgullo por haber sido la generación que transformó la sociedad en menos imperfecta. En la que las mujeres ya no tendrán que salir a la calle para chillar sus derechos, porque los sentirán cada día.
Fuente Imagen: Reuters
