Prestoso Fest, el festival del paraíso donde hasta los osos bailan

Es bien sabido que los mejores planes son los que no se buscan, y por ello, cuando el que firma este artículo planteó a tres amigos un viaje exprés a Asturias, todos dijeron que sí rápidamente. Pese a que ninguno sabíamos qué nos íbamos a encontrar cuando llegásemos, sí sabíamos que el plan del fin de semana incluía conocer Prestoso Fest, un festival de música independiente en las inmediaciones del maravilloso bosque de Muniellos que acogía a nombres como Rufus T Firefly o Carolina Durante.

Merecieron la pena las largas horas atravesando los amarillos campos castellanos hasta llegar al Negrón, donde el mundo cambia a ser de color verde. El mismo verde que rodea Cangas de Narcea, con su pequeño pero peculiar casco histórico, gobernado por un puente colgante metálico que ya se ha hecho parte del paisaje del suroccidente asturiano. Con la cena en el maletero, nos dirigimos hasta la aldea de XedréGedréz en castellano- situada a pocos kilómetros de la frontera asturleonesa.

Tras su pequeña iglesia se situaba un peculiar escenario y un fantástico prao con las mejores vistas de los montes que ven nacer al río Narcea, mientras sonaba el sunshine pop de Ramirez Exposure y unos treintañeros majísimos nos regalaban unas cervezas para acompañar la cena.

Rufus T Firefly

Con una organización empeñada en que el festival saliese adelante a través de varios milagros técnicos y físicos, unas 200 personas nos concentramos ante uno de los gratos entrantes del festival, los portugueses First Breath After Coma, cuyo rock acompasaba perfectamente con el anochecer que se venía sobre las montañas asturianas.

El primer plato corrió a cuenta de los madrileños Rufus T Firefly, cuya obra maestra, Magnolia, sigue floreciendo por todos los rincones del país y no podía faltar en Xedré. Su disco, considerado como un alegato al arte, al amor y la naturaleza, era la combinación perfecta al escenario que les rodeaba.

Tampoco faltaron temas de la proclamada segunda parte del disco, Loto, que vió la luz el mes pasado, perfectamente definidos por el ritmo de la frenética batería de Julia Martín-Maestro. Un inicio un tanto dubitativo, con temas relativamente lentos y nuevos, dieron paso rápidamente a un concierto que fue in crescendo con temas como Pompeya, Nebulosa Jade, Magnolia y el cúlmen de Rio Wolf.

Apenas dió tiempo a dar un par de tragos a la cerveza cuando ya sonaban por el escenario Carolina Durante, el grupo revelación del 2018. Estos malasañeros herederos de los sonidos de la Movida Madrileña y de grupos como Los Nikis saben que juegan en ligas mayores con apenas unos meses de vida. No en vano, estarán en el Mad Cool, FIB y BBK este verano, los tres mayores festivales del país.

Carolina Durante

Su pop-punk puede sonar siempre igual para el espectador primerizo, pero rápidamente se habitúa a la ironía de sus letras, donde también hay que destacar el buen sonido del festival. Temas como “El Himno Titular”, denominado el antihimno de la selección y con una letra que no deja indiferente a Florentino Pérez y Julen Lopetegui, dieron paso al éxtasis final con el himno del grupo, “Cayetano” y “La Noche de los Muertos Vivientes”, donde vasos de cerveza cayeron del cielo y las primeras filas se convirtieron en un pogo infinito. La electrocumbia de Esteban & Manuel pondría el postre a nuestra noche, dejando claro que los ritmos colombianos triunfan entre las fiestas asturianas.

Prestoso Fest es uno de esos eventos que merecen muchísimo la pena, donde sus organizadores se dejan la piel por crear una experiencia única en un espacio impresionante y sin dejar de apostar por la música de calidad e independiente. Con una programación que no se olvida del aspecto turístico, sacan el festival a espacios poco conocidos del suroccidente asturiano, como el Monasterio de Corias -denominado “El Escorial” asturiano- o el bosque de Muniellos, uniendo música y cultura.

Todo ello, enmarcado en un especial cuidado del espacio y apostando por la sostenibilidad como pilar fundamental del festival: Un euro de cada entrada se destinaba a la reforestación de los bosques quemados en el entorno el año pasado, y cada asistente pudo llevarse a casa un árbol autóctono para tener su pequeño bosque de Muniellos en casa. Volveremos, porque Prestosín se ha hecho un hueco en el corazón de sus asistentes.