Irse

Una vez le escribí a mi profesor de Economía que »enero es el mes del año donde más cosas caben y más rápido pasan, como si los días fueran solo doce y se saltasen como uvas». Pero en este septiembre, mi mes favorito, ha pasado tanto que aún no ha acabado.

En las fechas que todo vuelve y algo empieza, tres de las personas más importantes de mi vida se van. Y es que a veces, aunque no haya demasiados motivos, lo mejor es irse, para siempre volver.

De esta semana he aprendido que las despedidas no son tristes, que son bonitas. Porque en ellas están los que te quieren, y los que te quieren nunca se van. Y aunque no los vea yo me los imagino. En la iglesia de Padua a las 5 de la mañana. Marcando de chilena y sin hombro en el Sporting de Timisoara. Y una melena morenita reinando en las calles de Zagreb.

Con ellos siempre he planeado mi vida, desde que éramos niños hasta que lo sigamos siendo. Y en nuestros planes supongo que estaba irse. Pero siempre vamos a estar.