Desde que Schöne sobrepasa con el balón a Courtois y marca el cuarto gol para el Ajax, la esperanza, tan característica de cualquier aficionado madridista, me abandona, y un mar de sentimientos contradictorios me inundan.
Soy incapaz de dejar de ver el partido, pues mi forma de entender el Madrid me lo impide. Siempre he pensado, además, que somos ante la vida como somos ante el fútbol, y mi orquesta sigue tocando cuando el barco se hunde.
A partir del pitido final y en el camino a casa trato de identificar aquello que por mi cuerpo y mi cabeza está pasando. Mientras hago la cena ya tengo decidido escribir, y cuando estoy a punto de hacerlo, Youtube decide colocarme el vídeo homenaje a Di Stéfano. Sólo con las primeras estrofas de la canción ya tengo claro sobre qué escribir.
La genial voz de Frank Sinatra reza: “y ahora que se acerca el final espero a que se baje el telón”, y lo tengo claro, el telón de este Madrid se ha bajado. Y el Madrid, como buen actor dramático que es, ha sabido hacerlo con la mejor tragedia, la de su última temporada.
En un año donde los cabreos se escapaban de los dedos de la mano, en la última escena, la más provocadora para el espectador, simplemente no pude enfadarme. En medio del fracaso más rotundo no podía escapar de la satisfacción que me ha supuesto ser espectador de tan grande obra. Quizás es aquello que llaman orgullo.
Yo, que por mi coincidencia temporal y especial, he estado más acostumbrado a tragedias más que a comedias, he visto desde la mejor de las butacas la mejor de las obras, con los mejores actores.
Aún con los pelos de punta ante la bajada del telón y entre gente que se va, me resigno, sin quitar los ojos del telón a abandonar aquella butaca que hasta cuatro veces consiguió levantarme a aplaudir.
Ahora que se acerca el final, ya con el telón bajado, asumo que ahora mi butaca será la de la última fila, lejana de tan grande espectáculo. Y mientras camino a ella, tengo claro que, una nueva gran obra está por venir, pero que para ello, debemos ser capaces de dejar atrás esa obra que durante varios años consiguió emocionarnos. Porque al fin y al cabo:
Esto es el Madrid chico, esto nunca para.
Autor: Sergio Del Ama
Fuente Imagen: The Independent