Nunca antes, en los 44 años de moderna democracia española, se ha sucedido un panorama político con tantos agentes con opciones de gobierno como el que tendrá lugar en las dos convocatorias de elecciones que renovarán todas las instituciones españolas el 28 de abril y 26 de mayo.
La fragmentación del espacio de derecha que comenzó en 2015, tradicionalmente gobernado por el Partido Popular y disgregado con la irrupción de Ciudadanos, ha acabado por generar un tablero en el que ambos partidos asumen que el partido de ultraderecha VOX, cuya irrupción en 2018 ha sido fulgurante pese a no tener candidatos para Ayuntamiento ni Comunidad, será imprescindible para gobernar en muchas plazas a lo largo y ancho del país.
La izquierda, orgullosa de sí misma, descartó desde el primer momento buscar una alianza que permitiera aprovechar los beneficios del sistema electoral para salir a competir con las mismas piezas. Con un PSOE al alza motivado por ostentar el Gobierno de la nación, salieron a relucir las tensiones que han impedido a Ahora Madrid ejercer una legislatura medianamente productiva.
Íñigo Errejón desertó de Podemos pese a ser el candidato oficioso desde 2017 y se unió a Más Madrid, el nuevo partido de Manuela Carmena, que ya había anunciado un proyecto más tecnócrata y menos ideologizado, aunque para ello tuviera que imponer su figura y sus listas. Quedaban automaticamente purgados todos los concejales críticos con la alcaldesa o que han protagonizado polémica alguna durante la legislatura, que ahora tratan de unificarse bajo la Bancada Municipalista, un proyecto en el que Izquierda Unida, Anticapitalistas y los rescollos de Ganemos tratan de superar sus discrepancias para alcanzar el 5% que les permita volver a ocupar los sillones de Cibeles. Podemos, en estado de shock tras lo sucedido con Errejón y con ÉL de baja por paternidad, descartó dar guerra y sus votos se dividirán entre partidarios y detractores de Carmena.
Comienza la batalla por Madrid.