Desde hace meses, cada día me despierto mirando si hay cartas. En estas últimas semanas llegan muchas. Hoy me sorprendió una que tenía el envoltorio de los sobres de mis cromos. Ponía Vamos Ciudadanos justo en su parte derecha, no en el centro. Me hizo recordar la opinión de Raúl Conde, columnista en El Mundo: la huida de Rivera hacia la derecha ha sido un desastre. Ciudadanos se ha convertido en un partido mutante, desde el día que cambió sus bases de la socialdemocracia al neoliberalismo en el Teatro de Coslada.
A Pablo Iglesias le desnuda su coleta: no la cambiará nunca, salvo que se lo pidan sus hijos. Y lo mismo ocurre con sus ideas, tan rígidas como los idealismos, que conducen a una comunidad dictatorial o a otra ficticia. Alejado del arte de lo posible. Errejón enseñó el camino. La política se construye desde la cintura.
El PP ha cambiado para envejecer. De Mariano Blue Eyes a Pablo Casado, un tipo poseído por sus ancestros. Creen en la libertad ahora, cuando la marca el dinero. Libertad para los mercados y libres para elegir colegio y hospital. El cambio hubiera molado más con Andrea Levy, lideresa del movimiento indie.
Para muchos Pedro Sánchez es un tirano, incluso para gente de su propio partido. Primero por guapo y después por pactar con lo prohibido. Por llegar al Gobierno de esas formas. Yo le critico más su libro, aunque serán cosas del gabinete. Aun así, cuenta con un argumento favorable: el PSOE es el partido de la equidistancia.
Vox parece la novedad. Por suerte para todos, lo que dicen no se podrá llevar a la realidad, ni en España ni en ninguna comunidad que quiera prosperar. Abascal es un tipo auténtico y romántico, de los que apela al pasado subido a los escaños que le brindarán sus montajes de Twitter. Más de lo mismo.
Me daría miedo estar de acuerdo en todo con algún partido, pero tengo claro a quién voy a votar. Al que demuestre mayor cintura para obrar y construya con la pizca de todos. Porque la vida es gris y bonita, como hoy.
PD: Sigo esperando más cartas.
Fuente Imagen: El Toro Tv