Loquesí y loquenó #10

Lo que me ha hecho feliz y lo que no de esta semana

Lo que sí

Reservoir dogs. La semana pasada la empezamos en un atraco de Tarantino, pero de forma más sutil. Parando por un parque como si nada y con un rezagado que se quedó en el baño. La película en sí me cortó una merienda y me gustó por dos razones: por ir a esas cafeterías en traje y por contársela a Javi Marín. 

Mi profe de tenis. Tras varios meses sin verle, al fin coincidí con mi profe de tenis. Está igual de majo que siempre pero un poquito más fuerte. Sobre todo le echo de menos los domingos por la mañana y los lunes por la tarde. Cuando me llevaba mi padre a la Ciudad de la Raqueta y me picaba en los winners con el doctor Rosa. 

Las elecciones. Han molado por el resultado y por ser las primeras que he vivido con mis colegas. El lunes discutimos y el domingo me expulsaron de algún grupo de Whatsapp. La política engancha porque no importa que sepas, como pasa con los votos; todas las opiniones cuentan igual. 

Mi primo Eduardo. El martes pasado tuve partido con mi primo Eduardo. Y ya le gané. Pero lo más divertido ocurre antes de empezar y después de acabar. Estaría bien que tú también escribieras columnas. Las pintas de escritor ya las tienes, con esa barbita entre Quique González y Jabois…

Faemino y Cansado. El jueves estuve con mi padre viendo a Faemino y Cansado. Son sus cómicos favoritos y le debía un regalo atrasado. Comparten nuestro sentido del humor, que es simplemente decir cosas idiotas. Y en eso Faemino es el mejor. 

Lo que no

Sin nervios. En el colegio cogí la manía de ponerme a rezar el minuto antes de cada examen. Y había días que de los nervios se me olvidaban partes del padre nuestro. Ahora, que vuelvo a estar de exámenes, ni rezo ni me pongo nervioso. Y no sé si es bueno o malo. Porque te pones nervioso cuando dudas. Y dudas cuando más has estudiado. 

Las siestas. Nunca me han gustado las siestas. Mi madre dice que de pequeño ni las dormía. Y siempre me despierto enfadado. Porque las siestas le roban tiempo a un día por culpa del anterior, y le dan la razón a mi madre: «no puedes acostarte tan tarde». Al menos en la semana pasada aproveché las noches. 

 

Fuente Imagen: El Confidencial