Por Stephany Contreras, ganadora del I Concurso de Relato Corto de Peñagrande en categoría juvenil.
Estaba sentada fuera de mi casa, esperaba ansiosa su llamada, mientas veía el atardecer de mi barrio pasaba el tiempo, hasta que decidí entrar, para encontrarme, por sorpresa esta escena:
La miraba a los ojos y no lograba entender cómo podía hacerme esto, sus manos temblaban mientras yo daba pasos hacia atrás, aún confundida y ella daba pasos hacia adelante, intentando darme una explicación; pero, ya era tarde. No salía ni una palabra de su boca, no podía creer lo que estaba viendo, no sabía cómo sentirme…
Mi madre le había dado la arepa más grande a mi hermana, un sentimiento de traición indescriptible.