Loquesí y loquenó #11

Lo que me ha hecho feliz y lo que no de la semana pasada no, de la anterior

Lo que sí

Un examen. En el colegio me pasaba muchas veces, sobre todo en los exámenes de lengua. Me paraba a pensar en mitad del examen y me decía: «yo no quiero que acabe». Por eso casi nunca me daba tiempo a terminarlos. Pero fue bonito recordarlo, al hacer el lunes un examen de la España del siglo XIX. 

Una reunión. Las reuniones siempre me han encantado por imaginármelas. Pensar en ir en traje, aunque luego nunca vayas en traje. Hablar de negocios que nunca llegarán y beber mientras hablas, aunque sea agua. La semana pasada estuve reunido con el club de pádel La Masó, bebí Coca-Cola y hasta pude invitar a un amigo. 

Dolor y gloria. Con un amigo de la uni, el primero al que conocí, hablé de ir al cine algún día. Lo aplazamos hasta el último curso y no me dejó ni comprar palomitas. Un tipo sanísimo. La peli me sugirió varias cosas: ninguna persona es guapa comparada con Penélope Cruz, me compraré alguna chaqueta de Sbaraglia y siempre quiero finales bonitos. 

El tenis con Lacaba. Lo que más odio de mis textos es olvidarlos. Y una vez olvidé a Lacaba en uno sobre jugar al tenis. Justo él, con el que siempre he jugado. Por suerte me perdonó y seguimos jugando. El jueves le gané, pero me dijo que ya arriesgaba menos. Fue porque una vez vi a alguien pararse en la red y comentarle a su rival que él ya solo quería ganar, que es lo que le gusta de verdad. 

Una cena. El viernes Jimeno nos juntó a todos para tomar Limoncello con el dueño de un restaurante italiano y para subirnos a un taxi de seis, o eso creímos. Las cenas molan porque nos juntamos todos. Y si estamos juntos no nos acordamos ni de lo que comemos. 

El día de la madre. Como siempre hemos querido mucho a mi madre, este año celebramos su día dos veces. El sábado además fuimos a ver a su madre, que ya no está y yo no la conocí, pero igualmente nos queremos mucho. Mi madre le compró unas flores y se puso a hablar con ella. Yo me sentí en una peli, y el final siempre sería darme un abrazo con Jelen. 

Lo que no

Lo que pienso al estudiar. Recuerdo estudiar en mi habitación y mirar enfrente. El cielo, los pájaros y todas las ideas buenas se me ocurrían ahí. Ahora estudio por las noches y en este cuatrimestre lo he hecho en el salón. Y me he puesto triste por el principal motivo de estar triste: no saber por qué. Menos mal que el salón está cerca de la terraza y me volvieron a salvar las buenas ideas. 

 

Fuente Imagen: Bekia