¿Cómo debe ser la primera entrevista entre cliente y abogado?

La relación entre un abogado y su cliente debe ser cercana y de confianza. Un factor vital para la buena marcha de su estrategia en el procedimiento.

Nadie duda que la primera reunión del abogado con el cliente es importante. En este primer contacto, no solo es el abogado el que analiza, puesto que el cliente que acude al despacho tiene que examinar no sólo los conocimientos jurídicos, también debe valorar el trato recibido y la actitud ante los problemas.

Lo mismo da que sea un abogado con despacho en una pequeña localidad que un abogado junto a los juzgados de Plaza de Castilla, todos necesitan tener la mejor relación posible con sus clientes para llegar a tener éxito en su labor.

La empatía es fundamental, pues ayudará a que se cree ese clima de confianza que tan beneficiosa es para que se produzca una buena relación entre abogado y cliente. Para ello, lo mejor es evitar en esta primera reunión contar con una actitud pasiva, permitiendo al cliente hablar y explicarse al cliente sin que se produzca interrupciones en la exposición.

La primera entrevista tendrá que tener las siguientes fases:

Presentación

En esta fase es cuando se tiene que generar el clima donde la confianza sea la protagonista. Para ello siempre es bueno comenzar con un saludo amable, palabras cordiales y un entorno en el que el cliente se sitúe al mismo nivel que el abogado. Una mesa en la que abogado y cliente estén en el mismo nivel siempre es buena, pues contribuye a generar ese clima del que hablamos.

La tranquilidad es importante y más cuando muchas veces los clientes cuando llegan tiene a veces dificultades a la hora de explicar su caso, por lo que un entorno en el que se encuentren cómodos es muy importante y todos van a salir beneficiados.

Escuchar

Aquí la iniciativa es el cliente el que debe tomarla. El abogado tiene que tomar las notas que corresponda y evitará interrumpir al cliente. Tendrá que hacerse una composición de lugar lo más objetiva de la situación.

La actitud deberá ser de atención por ambas partes y el cliente debe de intervenir siempre que lo considere necesario, pues no debe haber dudas sobre lo que se va a realizar. Como es lógico, el lenguaje debe estar al mismo nivel. No se puede explicar a una persona sin formación legal y sin estudios universitarios de la misma manera que a alguien que dejó los estudios joven. Hay que ser claro y el cliente debe salir siempre con las dudas que tenga aclaradas.

No hay que olvidar que el objetivo es comprenderlo todo, por lo que evitar los tecnicismos legales es bastante recomendable.

Preguntar

Cuando se acaba la exposición del caso, siempre es bueno hacer un resumen de todo, para que no haya lugar a la confusión. Cuanto más claro quede todo mejor para todos.

Asesoramiento

Esta es la última fase es donde el abogado debe responder a cliente sobre las dudas que tenga. Siempre hay que dejar claro que las respuestas han sido entendidas y en caso de que aparezcan nuevas dudas hay que contestarlas o aclararlas.

Una relación donde uno confía en el otro

Queda claro que la relación entre abogado y cliente debe tener como base fundamental la confianza. El cliente tiene que confiar totalmente en el profesional al que le encarga la gestión de su encargo, pues de lo contrario tendría muchas dudas y el abogado no podrá desarrollar su labor de la mejor manera y defendiendo al máximo los intereses del cliente.

La mutua confianza que tiene que existir se fundamenta en el famoso “secreto profesional”, que es un aspecto vital en esta relación. En lo legal, se puede encontrar esto en la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial. Concretamente, en su Título II, del Libro VII, donde se refiere a los abogados y sus funciones.

En el caso concreto del artículo 542.3 se habla de que «Los abogados deberán guardar secreto de todos los hechos o noticias de que conozcan por razón de cualquiera de las modalidades de su actuación profesional, no pudiendo ser obligados a declarar sobre los mismos.»

Así el cliente tiene la garantía de su derecho a la intimidad y en Derecho Penal, se la da la garantía de que tiene derecho a no declarar contra sí mismo y no declararse culpable.

Ya puede verse, que el secreto profesional es fundamental a la hora de entender la relación existente entre cliente y abogado.  

El conocimiento y la confianza son quizá los dos ingredientes más importantes que hacen que tanto abogado como cliente pueda construir una relación exitosa a la hora de ser una parte compacta para llevar el procedimiento de la manera más efectiva para llegar a lograr el objetivo de defender el caso en cuestión y que acabe de la mejor manera.

Desde aquí deseamos la mayor de las suertes cara a tener una buena elección de abogado que cumpla con las expectativas de contar con un buen profesional del derecho.