Tras las elecciones municipales del pasado 26 de mayo José Luis Martínez-Almeida, candidato del Partido Popular, se ha hecho con la alcaldía al lograr reunir los apoyos de la toda la derecha. La fórmula para lograr estos apoyos ha sido, en principio, repetir el modelo utilizado para la Junta de Andalucía: por un lado existe un pacto con Ciudadanos en el que se fijan una serie de puntos como programa de gobierno y un reparto de las responsabilidades entre ambos grupos y, por otro lado, otro pacto únicamente programático con Vox para recibir sus apoyos. Pocos días después de firmar estos pactos ya están dando problemas por contener, al parecer, posibles incompatibilidades entre ambos pactos.
Respecto al pacto Partido Popular – Ciudadanos, se plasman los acuerdos en un documento de 80 puntos que sirva de hoja de ruta a seguir por el gobierno conjunto a la cabeza del Ayuntamiento de Madrid durante la presente la legislatura. Dentro de dicho documento existe un apunte que establece que “el Gobierno de la Ciudad va a estar compuesto por los dos partidos políticos firmantes de este documento”. Esta cláusula apunta a haber sido introducida por Ciudadanos para intentar evitar la entrada de Vox en la dirección del Ayuntamiento de Madrid.
Más curioso es el pacto Partido Popular – Vox. Por lo que hemos ido descubriendo estos últimos días de boca de los portavoces de ambas formaciones es que lo que se ha publicado es tan solo un documento programático que no recoge la totalidad del pacto: hay un documento secreto. Este “pacto secreto” contendría un acuerdo sobre los puestos de gobierno a ocupar por los concejales de Vox dentro del Ayuntamiento de Madrid en función de la representación obtenida.
El Partido Popular parece haber jugado con Vox y Ciudadanos comprometiéndose a una cosa y a la contraria con el fin de conseguir el apoyo de ambos. Es evidente que no es posible formar parte del gobierno del Ayuntamiento de Madrid y, a la vez, no entrar en su Gobierno. Pero el as en la manga del PP es agarrarse a un resquicio legal por el cual ambas menciones de gobierno se refieren a cosas diferentes. Cuando en el pacto con Ciudadanos habla de “el Gobierno de la Ciudad” (con mayúscula) se refiere a la Junta de Gobierno, organismo ejecutivo de dirección política y administrativa, mientras que con Vox habla de gobierno en general (con minúscula).
Resulta cómico ver cómo Ciudadanos, que ha aceptado rápidamente la trampa planteada por el PP, se dedica a explicar en los medios de comunicación que los Concejales Presidentes que dirigen los distritos no son Gobierno (¿o gobierno?) con el argumentario del Partido Popular en mano. Son ellos los principales interesados en intentar convencer a los ciudadanos que no van a gobernar el Ayuntamiento de Madrid de la mano de la extrema derecha.
Para Vox, sin embargo, entrar a dirigir distritos es ya una victoria respecto al pacto que realizaron en Andalucía. Aun así se hacen los dignos y exigen áreas, pero un distrito como Usera o Chamberí no es una nimiedad. Con poblaciones de unos 140.000 habitantes, equiparables a capitales de provincia como Badajoz, Salamanca o Tarragona, se encontrarían entre los 50 municipios más poblados de toda España. Dirigir un distrito significa ostentar la representación de los mismos, administrar presupuestos de millones de euros y presidir los plenos.
Si esto no es gobernar Madrid, a mí que me lo expliquen. Y todo esto defendido por Ciudadanos en todas las televisiones y radios. El PP sabe latín.