Una parte del verano es bajar por las noches a hablar con mi vecino. El domingo lo hicimos sobre el universo. Algo que nunca me había interesado, hasta que la semana pasada descubrí la Luna. Terminamos hablando de la muerte y dijo que Dante distinguía tres caminos después de la vida: el infierno, el cielo y el limbo. Mi vecino comentó que el cielo era muy aburrido, que preferiría acabar en el limbo.
A mi solo me preocupa qué habrá después de la muerte de mis seres queridos. Me niego a que la vida siga igual, como si nada. Yo pararé todos los relojes de mi casa.
Este año hubo un tiempo que solo me preocupaba con quién ir al cine. Intuyo que porque echaba de menos ir al cine con mi novia. La preocupación me duró hasta que un día se lo propuse a una chica y me respondió que si me creía su hermano.
Leyendo la prensa cada día me pregunto qué le preocupa a los políticos. Ahora que PSOE y Podemos no se ponen de acuerdo, ahora que VOX, PP y C’s ya son uno. La izquierda tenía fama de preocuparse por los acuerdos, la tolerancia y el progreso. La derecha apelaba al orgullo, los valores sinceros y la verdad. Y ahora todo importa tan poco que la izquierda y la derecha ya conmutan hasta sus manías.