Los lunes son divertidos aunque haya muchas clases. La profe de la primera hora mola porque previene la impuntualidad con algo distinto: el que llegue tarde está obligado a inventarse una excusa increíble. Yo ya llego tarde solo para decirle a la profe que me había encontrado a Benzema en la esquina.
La segunda clase fue divertida por Giulia. Aunque no nos entendemos mucho por los idiomas, nos entendemos. Y para seguir hablando cogimos un cuaderno y empezamos a escribirnos en hojas. Espero que también hayas escrito a Vanity Fair.
El martes me hizo ilusión que me llamara mi padre. Lo hizo solo para hablar de fútbol, como si necesitara escucharme decir que Modric tuvo el partido contra el Brujas. O que echaba de menos que lo viésemos juntos en el sofá. Mi madre me llama todos los días pero no le haría falta, porque siempre está conmigo. Por la noche también me sentí en Madrid, con Picón y Lopesino y el Superclásico de fondo. Con River, el latido de Gallardo y la finura de Nacho Fernández.
La siguiente clase de la semana fue un aburrimiento. Así que les dije a Alba y a Santi que hablásemos sobre amor. El resto estuvo a punto de casarse. En Francés todo mejoró. Vino Andrea, una pastelera y los chinos. Definitivamente la gente más graciosa del planeta. Dos de ellos salieron a la pizarra y casi terminan librando un duelo de espadas con rotuladores de colores.
Nuestra uni es una pasada pero la de Quique mola más. Sobre todo por sus mesas de ping pong, ambientadas en las naves donde se rodaba Alerta Cobra, con espacios abiertos y turcos a los lados. Me alegraría saber que la arquitectura se le da mejor que el ping pong; no pudo ni en partidos a un punto. Borja da fe de ello.
Lo bueno del Erasmus es que cada finde viene gente nueva, con habilidades nuevas. Una amiga de María, con experiencia en hostelería, estuvo a punto de hacerse con el control del hotel desde su ordenador principal. Todo mientras Alba pilotaba un trolley por cada pasillo.
El domingo nos reservó una prueba exigente: una fiesta techno, sin ningún tipo de droga y a las 6 de la tarde. El desenlace, fallido. No todo iban a ser cinturitas y cadillacs.