Lo que me hace feliz y lo que no de trabajar.
Lo que sí
Lo que más. Lo único que tiene sentido de trabajar es resolver problemas. Por eso no entiendo los currículums, deberían poner: he estudiado tal y te mando esto por si te puedo ayudar. Si añades más seguro que mentirías. Pedir trabajo no es como pedir amor. Y los problemas pueden acabar siendo una droga: hay veces que encajas mejor las malas noticias que las buenas.
Las reuniones. Una reunión tiene su mérito; estás quedando con alguien para tratar una idea. Y además es una palabra con magnitud. Daría igual que la reunión fuese sobre curar el hambre en el mundo o elegir el color de unos calcetines. Aunque los calcetines son muy importantes. Una chica decía que es en lo primero que se fija de un chico. Yo prefiero empezar en desventaja.
No trabajar en una silla. Pero sí desde el sillón, cuando me toca comentar todos esos partidos de la tele. La primera vez que estuve mucho tiempo en las mismas sillas me puse a pintar unos dibujos terribles en el colegio. La segunda vez me planteé hasta si me gustaba el fútbol en la redacción. Así que intentaré retrasar lo máximo la tercera vez. Por lo que pueda pensar.
La ropa. Yo no trabajaría si no fuera por la ropa. Hay dos cosas reales: vestirse y que haya alguien esperándote al otro lado. En el tenis puedes hacerlo todo. Su ropa es la mejor y al otro lado de la red siempre hay alguien.
Lo que no
Trabajar. A quién le gusta trabajar. No me gustaría trabajar ni de futbolista.