Presupuestos 2020: de espaldas a la realidad

Rafael Méndez Sastre
Portavoz Adjunto de Más Madrid en Fuencarral-El Pardo

 


El Partido Popular lo ha vuelto a hacer: sus presupuestos municipales para 2021 dan la espalda a las necesidades reales de las personas que vivimos en esta ciudad. En un momento crucial, con una crisis social que alcanza niveles de emergencia en muchos sectores y con una ciudad obligada a transformarse para adaptarse a la vida en tiempos de covid, el gobierno de Almeida y Villacís (con el apoyo de Vox) presenta unos presupuestos que representan una oportunidad perdida.

Para elaborar los presupuestos, el bipartito PP-Ciudadanos contaba este año con un panorama inmejorable: cuentas saneadas que arrojan un superávit considerable gracias a la buena gestión de Manuela Carmena, y desactivada la regla de gasto de Montoro que maniató al anterior equipo. El actual Gobierno Municipal no tiene impedimentos para invertir todo su superávit en dar respuesta a las necesidades reales de la ciudad.

Pero el bipartito ha desperdiciado todo ese potencial. Lo ha usado para financiar un festival de rebajas fiscales indiscriminadas que benefician más a quienes más tienen. En lugar de utilizar el superávit para dar todo el apoyo posible a los sectores golpeados por la crisis, el PP y Ciudadanos han decidido pegarle un tiro en el pie al presupuesto municipal, reduciendo los ingresos y por consiguiente las inversiones que podrían haberse emprendido. En un momento en el que las enormes desigualdades sociales que sufre nuestra ciudad se están agudizando, la derecha elige seguir ahondando en ellas.

Este es el panorama general. Además, en Fuencarral-El Pardo sufrimos las consecuencias de tener al frente a Javier Ramírez, un Concejal-Presidente cuya implicación con el distrito está bajo mínimos. Lleva meses sin tomarse en serio la emergencia social; y eso se traduce en las cifras del presupuesto de la Junta Municipal. Si no, ¿por qué prácticamente se congela, una vez descontados los efectos de la subida salarial del personal, mientras que el resto de distritos crecen de media un 9%?

Bajando al detalle de las partidas que disminuyen respecto a 2020, el panorama empeora. Se registran bajadas destacables, mucho más acusadas que las del resto de distritos, en varias de las competencias principales del distrito: actividades culturales, actividades e instalaciones deportivas, zonas verdes, vías públicas. Y la más llamativa, que lleva la firma inconfundible de nuestro Concejal, es la reducción en un 65% del programa de participación ciudadana.

También hay partidas que suben: la de mantenimiento de centros docentes y servicios complementarios a la educación, la de mayores, la de familia e infancia y la de protección social. Sin embargo, estas subidas son muy matizadas: en el caso de centros docentes y de mayores, ambas se deben a factores ajenos al distrito (nuevos protocolos de limpieza en los colegios, aumento del presupuesto del Servicio de Ayuda a Domicilio que se negocia centralizadamente). Y en el de protección social, suben las ayudas a familias pero bajan las demás partidas de ese programa.

¿Cómo se leen estas variaciones? Estos son los titulares:

  • El Concejal Ramírez persevera en su negacionismo de la sociedad civil del distrito, y no estamos hablando sólo del movimiento vecinal: el programa de subvenciones al asociacionismo, al que llevan acogiéndose año tras año entidades de toda clase, se reduce en un 60%.
  • La oferta cultural se reduce, lo que significa limitar las alternativas de ocio y darle la espalda al sector de la cultura, uno de los que más está sufriendo las restricciones necesarias para luchar contra la pandemia.
  • Las carencias del distrito en instalaciones deportivas, empezando por las reparaciones de las maltrechas instalaciones deportivas básicas, van a agravarse merced a la bajada presupuestaria. El Concejal Ramírez da de lado al deporte base como opción de ocio para la juventud del distrito, y niega el valor de la actividad física para luchar contra la pandemia.
  • La partida de integración comunitaria y emergencia social crece un 20% respecto el 2020, pero paradójicamente no se incrementan los indicadores de atención a ninguno de los colectivos vulnerables. Además, partimos de unas listas de espera de al menos 60 días, el gasto covid ha sido ínfimo y continuamos sin dar un respiro a una plantilla de profesionales que ya era insuficiente antes de iniciarse la pandemia.

El presupuesto de 2021 para el distrito refleja perfectamente lo que ha sido la gestión de Javier Ramírez al timón: muy escasa implicación con el distrito y un desconocimiento absoluto de la compleja realidad en la que vivimos y de los problemas que aquejan a nuestros barrios. Para muestra, un botón: Peñagrande se queda fuera de prácticamente todos los programas de inversión para este año, perdiendo varios que salieron adelante en los diferentes presupuestos participativos.

Y en un año como 2020, la hoja de servicios del Concejal en la lucha contra los efectos de la covid es muy corta. ¡Terminamos el año siendo uno de los distritos que menos dinero ha puesto sobre la mesa para paliar la emergencia social! Por no hacer, ni siquiera ha emprendido medidas de fomento de la actividad del comercio y la hostelería que no cuestan dinero y que se han demostrado efectivas en otras partes de la ciudad, como las peatonalizaciones selectivas o la ampliación de espacios peatonales.

La pandemia ha trastocado todas nuestras vidas, anuncia los desafíos que vendrán a partir de ahora y pone de manifiesto, día tras día, que sólo podremos superarlos con medidas audaces, pensadas desde lo común y ejecutadas desde lo público. Y justo en este momento tenemos al frente de nuestro ayuntamiento y de nuestro distrito a personas que creen que estamos ante un problema pasajero y que podemos seguir al tran tran. Por el bien de todas y todos, esperemos que se den cuenta pronto de su equivocación… aunque lo dudamos.