Madrid es una ciudad distinta a Cadaqués, por ejemplo. El otro día escuché que un escritor llegó a Cadaqués de vacaciones y a la hora se marchó. Le pareció todo tan bonito y la gente tan guapa que un día iría alguien allí con una escopeta y los mataría a todos. Las cosas demasiado bonitas no funcionan.
Tengo un colega, con dinero, que se pasa todos los veranos en Madrid. Intuyo que por motivos de seguridad, al descartar Cadaqués. Vivir en Madrid suele ser una ventaja y veranear aquí, un desatino. Aunque puedas pasear todas las noches por el centro y reservar más fácil en los clubes de pádel. La gente que sale de Madrid a veranear lo hace con la intención de probar cosas nuevas. En qué momento hay que dejar de probar cosas nuevas.
Yo aún estoy por la labor. Así que este verano viajé mucho y corto. Así pareció que estuve dos meses enteros de vacaciones. Y así son las pruebas: solo funcionan si son cortas. Elegí destinos de poco glamour, no fuera a ser que me encaprichara con las cosas buenas. Las vacaciones me alivian porque en realidad nos acostumbramos a todo; los veranos en Madrid y la gente guapa de la Costa Brava.