Las situaciones sobrevenidas son parte de nuestra vida. Hay momentos y hechos que no podemos controlar y que nos obligan a cambiar o adaptar nuestras rutinas para seguir haciendo nuestras vidas con cierta naturalidad. Cada vez son más los adultos que acuden a una clínica dental para someterse una ortodoncia que les permita tener una boca sana, y eso puede coincidir con períodos vitales como el embarazo, lo cual da lugar a nuevas preguntas.
Las dudas son parte del embarazo y estas se incrementan si, de forma paralela, la madre está sometiéndose a una intervención en la zona bucal. Las enfermedades gingivales, que aparecen por la retención de placa bacteriana en determinadas partes como las encías, pueden afectar a la futura salud bucodental del bebé. Pero será necesario tomar determinadas precauciones.
En cualquier caso, lo primero debe ser informar a la clínica dental de su estado de gestación o de la intención de quedarse embarazada, para que tomen las medidas oportunas. La Sociedad Española de Ortodoncia asegura que si se produce el embarazo una vez iniciado el tratamiento no hay ninguna contraindicación, y por tanto, no existen motivos para preocuparse.
En cambio, en el caso de iniciar un tratamiento estando embarazada se recomienda hacerlo después de nacer el bebé, debido a la necesidad de hacer determinadas pruebas radiográficas. Estas son necesarias para obtener una imagen fiel de la boca del paciente y determinar un diagnóstico correcto.
Si por cualquier motivo fuera necesario intervenir, se recomendará no hacerlo durante los tres primeros meses de embarazo. Posteriormente, si se inicia el tratamiento y se deben realizar radiografías para valorar el estado de la boca, se evitará radiar sobre el vientre de la madre y se deberá colocar un delantal de plomo para evitar afecciones al feto.
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