2022 se presenta como un año puente de cara a las próximas elecciones municipales (también autonómicas y estatales) que tendrán lugar el próximo 2023. En lo local, el tejido asociativo madrileño sabemos qué significa esto: acercamiento (de marcado carácter empático) del partido en el gobierno a las asociaciones y en su caso establecimiento de reuniones bilaterales de cara a incorporar nuestras pretensiones en sus programas electorales, renovación y “fortalecimiento” de la lista de promesas y futuros cumplimientos, o la tan manida inauguración fastuosa y de marcado carácter mediático de obras públicas que resuelvan las carencias que muchos barrios arrastramos desde hace bastantes años.
Ante este escenario, muchas de las las asociaciones llevamos a la práctica el refrán que señala que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”, ya que nuestra experiencias estos últimos años han sido, en el caso de Fuencarral-El Pardo, de una enorme desilusión e incumplimiento de muchas de las medidas electorales que se recogían en el programa electoral con el que el PP y sus socios de gobierno fueron a las urnas en mayo de 2019.
Pero tal vez, la que más nos haya marcado, por encima de incumplimientos “materiales” en estos ya más de dos años de gobierno popular, ha sido el rotundo cerrojazo a la participación y al establecimiento de redes de cooperación entre nuestra Junta Municipal, presidida por el Sr. Javier Ramírez (PP), y el conjunto de asociaciones vecinales que trabajamos en el distrito desde hace ya bastantes años. La dejadez y abandono, incluso desprecio, que muestra el Sr. Ramírez hacia el tejido asociativo, no sólo se ha hecho evidente por cómo se dirige a nosotras en público o en privado, sino por innumerables actuaciones cuasi despóticas como han sido el cerrar espacios vecinales con los que se contaba en los centros culturales u otros espacios públicos del distrito (AV Las Tablas, AV Islas de Peñagrande, AV El Pardo en Común, etc.), la prohibición de establecer mesas vecinales informativas en la calle o, más grave si cabe, las solicitadas para recoger alimentos dirigidos a las familias del distrito que peor lo pasaron durante el confinamiento.
A todo lo anterior se suma la convocatoria de plenos distritales en las zonas más alejadas e incomunicadas del distrito, la falta de retransmisiones en streaming de los citados plenos durante muchos meses, la no publicidad de la convocatoria del Foro Local de Fuencarral-El Pardo para evitar que tuviera quórum para formalizar su reunión, o su rechazo más que evidente a la herramienta que sustituye a los Foros: el Consejo de Proximidad. Y, por su cercanía a estas fechas, la no celebración de la tradicional Cabalgata de Reyes de Fuencarral, algo que no ha sucedido en otros distritos de la ciudad de Madrid y que ha generado una gran desilusión en todos los barrios.
Todo esto (y mucho más) es lo que nos ha traído esta legislatura ya mediada, y es, igualmente, todo aquello que las asociaciones vecinales queremos revertir en este 2022. No pedimos que se aumenten los niveles de participación, sino, sencillamente que haya participación. Creemos que el tejido asociativo puede aportar, no solo recursos y medios para mejorar la vida de los vecinos y vecinas del distrito, sino ideas y “cerebro” para buscar soluciones y alternativas a los problemas que nos son comunes y que, en lo local, muchas veces no vienen impregnados de ideología. Porque querer una acera limpia, una papelera en una calle, un asfaltado sin agujeros, una biblioteca municipal, incluso una carroza de Rey Mago recorriendo nuestros barrios, son “aspiraciones” que todos y todas deberíamos compartir.
Por lo anterior, creemos que es momento de recuperar lo perdido, de ver que, por ejemplo, de los momentos más duros de la actual pandemia, las asociaciones también podemos echar una mano importante a nuestros gobernantes (por cierto, muchas de nosotras ya lo llevamos haciendo desde su inicio, con el establecimiento de redes de ayuda o de las denominadas despensas solidarias).
No queremos instalarnos en la desazón y en la crítica constante (también sabemos reconocer el trabajo bien hecho y, por supuesto, la voluntad de hacerlo así), sino que queremos ser parte de la mejora de la calidad de vida de nuestras gentes. Desde la atención a las personas más desfavorecidas por esta pandemia que nos azota, pasando por el impulso a la participación en sectores como la educación o la sanidad. Fortalecer las políticas contra la violencia machista, de mejora del medioambiente, de movilidad sostenible, de atención a la diversidad funcional, de ayuda a nuestros mayores, a nuestros jóvenes. De buscar un equilibrio entre el ocio y el descanso. De poder sentirnos, tanto el “cuerpo” social, como el institucional, como parte de un fin común, utilizando los medios que nos son propios, en el mismo objetivo.
Participar y mejorar. Solo eso es lo que pedimos para este 2022. Recuperar lo perdido. Pongámonos a ello.
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Fernando Mardones es vecino de Montecarmelo y Presidente de la Asociación Vecinal Barrio de Montecarmelo