Loquesí y loquenó #35

Lo que me hizo feliz y lo que no del mes de julio.

Lo que sí

Un viaje. Gijón es una ciudad a medida. Elegimos destinos con muy poco que hacer para luego no sentirnos mal tras volver sin turismo. Marce y Del Ama se conocieron de un flechazo. Les unieron sus fobias alimenticias y ahora ya son lo que son: una extraña pareja. Álvaro y yo pedimos unos helados en el Regma y tuvimos que tirarlos a la mitad, de todo lo que nos pringamos. Lo mejor de Gijón es Natalia. De esas chicas que parecen saberlo todo. Y lo saben.

Una cena. Los trabajos son como los campamentos. Al final lo único que queda son los amigos que has hecho. Matilla, Cortegana, Marqos y Picón se conocieron en el AS y luego me acogieron a mí. Han sido una mezcla de amigos-hermanos mayores-padres y-padrinos. Sin ellos no me acercaría al periodismo, a mí que solo me gustan las noticias felices, más preocupado por la historia que por la vida, como dice Lorena. Aún recuerdo nuestra primera cena.

Una entrevista. En julio me pude retirar. Carlos Padilla me invitó a Onda Madrid con plaza de parking y una amenaza formal de entrevista. La hizo. Me preguntó por mi vida y por qué escribo, a mí, que me paso todo el día haciendo preguntas a los demás, porque aún no sé muy bien qué decir. Recitó uno de mis textos moviendo las manos, con todo el sentido del mundo, todo el sentido al que yo nunca habría llegado. El domingo sale en el Taxi de Onda Madrid.

Un colega. Lo mejor de que Onrubia viva en París todo el año son los días de verano. Cuando vuelve el mes de julio se convierte en un calendario de planes con él. La visita a su pueblo con Daniel, el Mad Cool con Róber, los mensajes con Adro, comer perritos en el Nebraska, jugar al tenis, fingir en el YooFit, salir por Malasaña. Si hubiese algo mejor que un summerlove sería un amigo de verano.

Otro viaje. Lacaba, Iván y Chao son unos amigos ideales. Nunca fuimos del mismo grupo y de repente, por separado, formamos uno. Somos muy distintos pero en realidad nos parecemos. En la primera noche de Bilbao terminamos comprando uvas a la 1 en una frutería de Santurtzi. Y el segundo día, con entradas para el BBK, por poco nos perdemos todos los conciertos; en la habita de nuestro hotel ponían Asterix y Obelix. Las mejores actuaciones del festival fueron un clamor: las de Estela, Laura y Morais.

Lo que no

Una pena. Lo único malo de este mes de julio fue no haber viajado con Jimeno. Todas las cosas que quedaron por hacer. Todas esas cosas con las que la prosa no basta. En agosto se podrían solucionar, con Jimeno en Menorca y vacaciones prolongadas. Aunque una vez leí esto sobre Menorca: “Me ha encantado. No quiero volver nunca más”.