Lo que me hizo feliz y lo que no del mes de agosto.
Lo que sí
Una despedida. Guille ahora es un buen periodista pero podría llevar una carrera de número uno si se dedicase a su otro talento: organizar comidas y cenas. Para la cena de despedida de Onrubia nos llevó a un asiático, y en la mesa de al lado había una chica que se reía como si fuera una silla. Entonces cada vez que se reía no solo se reía ella; todo el restaurante también. La despedida de Andrés, Andi, para las más cercanas, lo tuvo todo. Hasta se puso a llover en mitad de la noche, para que echásemos a correr en busca de un refugio. Que fue la Nuit. Un lugar en el que es muy difícil enamorarse pero Onrubia anduvo muy cerca del amor: leyó una carta en el centro de la discoteca. Justo después perdimos a Cortegana, que luego nos dijo que se fue rápido porque tenía una Reunión importantísima.
Un viaje terrible. Con el paso del tiempo los peores viajes acaban siendo los más divertidos. En Barcelona Javi Marín no ganó a la pocha, Jaime se enamoró pero solo fugazmente de dos otakus, Marce terminó en Urgencias y yo perdí dos AVES desde Atocha. Lo primero que hicimos juntos fue ponernos a hablar muy seriamente de quiénes eran nuestros colegas más guapos y más feos. Jugamos al Uno con un grupo de chicas contra nuestra voluntad en un bar-discoteca, y al menos vimos a Rojas. Él nos vio muy guiris y condujo hasta los búnkers para lo importante: tirarnos unas fotos y verlo todo desde arriba.
La visita al Escorial. El verano no es una moda. Aunque se repita cada año lo disfrutas igual. Dos días de mis veranos siempre están reservados para ver a Mata en El Escorial. Mata también es un poco como el verano: siempre nos vamos a tener ahí, aunque sea una vez al año, y siempre nos lo vamos a pasar igual. Aún tiene que aprender algunas variantes para salir de fiesta, pero cuando cojo el tren me voy pensando que es el mejor. Además en la visita de este año por fin vi a Laura y a sus colegas de allí, tan cariñosos y tan divertidos; de año en año es más gracioso comentar la jugada.
La Feria de Málaga. En realidad apenas estuve en la Feria de Málaga. Fui a ver a Javi Martín como si fuera un viaje de trabajo. Mientras él levantaba España por las noches y por las mañanas, yo penaba la posible marcha de Casemiro. Nos dio tiempo a una charla en Pez Lola que no la borrarán ni mil litros de Cartojal. Por el camino conocí a Alba, tan inesperado como lo mejor, como cuando me encontré a mi primo Víctor en mitad del botellón. Para vernos siempre, habrá que volver cada año a la Feria de Málaga.
Lo que no
Echar de menos a Marce. Cuando echas de menos a alguien te crees con la exclusiva de ese sentimiento. Estos últimos días de agosto no fueron como el resto. Cuando bajaba a dar la vuelta por nuestro barrio no estaba Marce, así que había momentos que me quedaba parado y no sabía qué hacer. Si entrar en Lazcano, bajar por el VIPS o subir muy pronto a casa. He empezado a hacer cosas de las que no me siento orgulloso, como salir a correr.